6 de diciembre de 2016

SAN JUAN DAMASCENO Y SANTA BÁRBARA



Hoy 4 de diciembre la Iglesia celebra la Fiesta de San Juan Damasceno, Doctor de la Iglesia y defensor de la veneración de imágenes y reliquias de los santos. “Dado que ahora Dios ha sido visto en la carne y ha vivido entre los hombres, yo represento lo que es visible en Dios”, escribió el santo.
San Juan nació en Damasco, capital de Siria, y de aquí proviene su gentilicio de Damasceno. Vivió entre los siglos VII y VIII y creció en una familia cristiana acomodada. Insatisfecho de la vida de la corte, ingresó al monasterio de San Sabas, cerca de Jerusalén.
Fue ordenado sacerdote y, sin alejarse del monasterio, se dedicó a la ascesis, la actividad literaria y pastoral.
Por aquel entonces, el emperador de Constantinopla, León el Isaurico, prohibió el culto a las imágenes, siguiendo a los iconoclastas que acusaban a los católicos de adorar imágenes. Iconoclasta es una herejía que afirma que es superstición el uso de una imagen religiosa y pide que se destruya. Por ello los iconoclastas destruían las imágenes y perseguían a los que las veneraban.
San Juan Damasceno defendió esta veneración en sus tres “Discursos contra quienes calumnian las imágenes santas”. El santo escribió: “Yo no venero la materia, sino al creador de la materia, que se hizo materia por mí y se dignó habitar en la materia y realizar mi salvación a través de la materia”.
“¿No es materia el madero de la cruz tres veces bendita? (...) ¿Y no son materia la tinta y el libro santísimo de los Evangelios? ¿No es materia el altar salvífico que nos proporciona el pan de vida? (...) Y antes que nada, ¿no son materia la carne y la sangre de mi Señor?”, añadió.
Sobre las reliquias de los santos, San Juan Damasceno sostuvo que "ante todo (veneramos) a aquellos en quienes ha habitado Dios, el único santo, que mora en los santos, como la santa Madre de Dios y todos los santos”.
“Estos son los que, en la medida de lo posible, se han hecho semejantes a Dios con su voluntad y por la inhabitación y la ayuda de Dios, son llamados realmente dioses, no por naturaleza, sino por contingencia, como el hierro al rojo vivo es llamado fuego, no por naturaleza sino por contingencia y por participación del fuego. De hecho dice: ‘Seréis santos, porque yo soy santo’”, recordó.
San Juan Damasceno muere a mediados del S. VIII. El Segundo Concilio de Nicea (787) respaldó lo que el santo tanto defendió, pues señaló que las imágenes pueden ser expuestas y veneradas legítimamente porque el respeto que se les muestra va dirigido a la persona que representan. Papa León XIII lo proclamó Doctor de la Iglesia Universal en 1890.












Según una antigua tradición, Santa Bárbara era hija de un hombre muy rudo llamado Dióscoro. Como ella no quería creer en los ídolos paganos de su padre, éste la encerró en un castillo, al cual le había mandado colocar dos ventanas, pero la santa mandó a los obreros a que añadieran una tercera ventana para acordarse de las Tres Divinas personas que conforman la Santísima Trinidad. Sin embargo, este acto enfureció más a su incrédulo padre, quien permitió que la martirizaran cortándole la cabeza con una espada.
De esta manera, Santa Bárbara es representada con una espada, una palma (señal de que obtuvo la palma del martirio) y con una corona porque se ganó el reino de los cielos. La misma tradición señala además, que cuando Dióscoro bajaba del monte donde habían matado a su hija, le cayó un rayo y lo mató, y es por este hecho, que muchas personas rezan a la santa para pedir su intersección y verse libre de los rayos de las tormentas. En su sepulcro se obraron muchos milagros.
                             



FELICIDADES A TODOS LOS QUE HOY CELEBRAN SU ONOMÁSTICA.


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