17 de enero de 2016

Jornada Mundial del Emigrante y Refugiado 2016



El 17 de enero se celebra la Jornada Mundial del emigrante y del refugiado con el lema, “Emigrantes y refugiados nos interpelan. La respuesta del Evangelio de la Misericordia“. Esta mañana, viernes 8 de enero, en la sede de la Conferencia Episcopal Española,  se ha presentado la campaña que ha puesto en marcha la Comisión Episcopal de Migraciones con motivo de esta Jornada.

Saber mirar es saber amar


2016_Campaña_migraciones


El autobús está arrancando. La madre, que viene de lejos, al final del día duerme mirando a su hija. La pequeña quiere jugar y provoca la atención de  un transeúnte. Le interpela para que se detenga con una llamada en el cristal. El hombre apenas tiene un segundo mientras el autobús coge velocidad. Entonces dibuja con sus manos el corazón de la misericordia. Ambos sonríen, se han mirado en la noche. Aunque el destino sea incierto, en un momento fugaz se han visto sorprendidos por un encuentro. Los obstáculos de diferencia de edad, de raza o de idioma han sido derribados. Han aprovechado el instante. Y en éste se hace un pequeño milagro que cambia el mundo.

 Materiales

Vídeo de la Campaña






Presentación





Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos 2016







Del 18 al 25 de enero se celebra la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos que este año lleva el lema, “Destinados a proclamar las grandezas del Señor”. Durante estos días, en las diócesis españolas, se organizan distintas celebraciones ecuménicas.  La Comisión Episcopal de Relaciones Interconfesionales ha editado unos materiales par facilitar su preparación.

Destinados a proclamar las grandezas del Señor (CF. 1 PE 2.9)

 

 

SAN ANTÓN



Cada 17 de enero se celebra la Fiesta de San Antonio Abad, ilustre padre de los monjes cristianos y modelo de espiritualidad ascética. 
San Antonio, cuyo nombre significa “floreciente”, nació en Egipto por el año 250 de padres campesinos y acaudalados. En una Misa resonaron en él estas palabras de Jesús: “si quieres ser perfecto, ve y vende todo lo que tienes y dalo a los pobres”.

Cuando murieron sus padres cuando tenía unos 20 años, repartió sus bienes entre los pobres y se fue a hacer penitencia al desierto. Allí hizo vida de ermitaño y más adelante vivió junto a un cementerio, reflexionando en este tiempo sobre la vida de Jesús que venció a la muerte.
“Trabajaba con sus propias manos, ya que conocía aquella afirmación de la Escritura: ‘El que no trabaja que no coma’; lo que ganaba con su trabajo lo destinaba parte a su propio sustento, parte a los pobres”, afirma San Atanasio en la biografía que escribió del Santo.

Organizó comunidades de oración y trabajo. Sin embargo, optó de nuevo por ir al desierto, donde integró la vida solitaria con la dirección y organización de un grupo de ermitaños que se encontraban en esa zona.
De esta manera San Antonio Abad se convirtió en uno de los iniciadores de las comunidades de monjes en la historia del cristianismo, que luego se fueron expandiendo por todo el mundo y que siguen existiendo en nuestros días.
Junto al Obispo San Atanasio defendió la fe contra el arrianismo, una herejía que negaba la divinidad de Jesucristo. Además, según San Jerónimo, el abad San Antonio se hizo amigo de San Pablo el ermitaño.

“Oraba con mucha frecuencia, ya que había aprendido que es necesario retirarse para ser constantes en orar: En efecto, ponía tanta atención en la lectura, que retenía todo lo que había leído, hasta tal punto que llegó un momento en que su memoria suplía los libros”, destaca San Atanasio.
“Todos los habitantes del lugar, y todos los hombres honrados, cuya compañía frecuentaba, al ver su conducta, lo llamaban amigo de Dios; y todos lo amaban como a un hijo o como a un hermano”, añade.
San Antonio Abad partió a la Casa del Padre hacia el 356, en el monte Colzim, próximo al Mar Rojo. Es considerado también patrón de tejedores de cestos, fabricantes de pinceles, cementerios y carniceros.