13 de noviembre de 2016

EL OBISPO CIUDAD REAL, CLAUSURÓ EL AÑO DE LA MISERICORDIA



La Eucaristía para la clausura del Jubileo de la Misericordia comenzó en la Puerta del Perdón de la catedral el pasado sábado, con la llegada de los sacerdotes; la cruz de los jóvenes, que ha recorrido todos los arciprestazgos durante el Año de la Misericordia; y el obispo. 

La  celebración estuvo preparada por jóvenes, organizados por la Delegación de Pastoral de Juventud. La Coral diocesana, dirigida por el sacerdote Tomás Jesús Serrano, fue la encargada de los cantos. Está compuesta por fieles de toda la Diócesis, tanto aficionados a la música como profesionales, que entregan su tiempo para ayudar en las celebraciones diocesanas. 

La Eucaristía comenzó en la calle Reyes, con toda la comunidad pasando al interior del templo, seguida por el obispo, que cerró definitivamente, hasta próximos jubileos, la Puerta del Perdón. En la concelebración, participaron numerosos sacerdotes, así como el obispo emérito, monseñor Rafael Torija.

En su homilía, el obispo explicó que «nos hemos concienciado de que la misericordia no es solo una señal de la identidad de Dios como Padre, sino que es también la identidad que nos caracteriza a todos como hijos de Dios. Todos estamos llamados en nuestra vida a recibir de Dios el perdón y la misericordia; y todos estamos llamados a ofertar esa misma misericordia y esa misma compasión para cada uno de nuestros hermanos». Sobre el lema del año, Misericordiosos como el Padre, monseñor Melgar explicó que son palabras que «nos muestran nuestra identidad como seguidores de Cristo y nos hacen una llamada clara a que seamos también nosotros misericordiosos como el Padre lo es con nosotros». Subrayó especialmente esta doble faceta, recibir y dar misericordia, para poder «decir con pleno derecho: Padre, perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden».

Con esta celebración se clausura el jubileo en nuestra Diócesis. El próximo domingo, el papa Francisco clausurará el año en el Vaticano. En la provincia, ha habido siete sedes jubilares: la catedral; la parroquia del Cristo del Espíritu Santo en la aldea del mismo nombre, de Malagón; la parroquia del Santo Cristo de la Misericordia, de Valdepeñas; la ermita del Santo Cristo de la Expiración, de Montiel; la ermita del Cristo de la Misericordia, de Miguelturra; la ermita del Santísimo Cristo de Villajos, de Campo de Criptana y la ermita del Cristo de la Luz, de Daimiel.