11 de diciembre de 2016

TERCER DOMINGO DE ADVIENTO DE 2016

El tercer domingo de Adviento es llamado “domingo de gaudete”, o de la alegría, por la primera palabra del introito de la Misa: Gaudete, es decir, regocíjense.
En esta fecha se permite la vestimenta color rosa como signo de gozo, y la Iglesia invita a los fieles a alegrarse porque ya está cerca el Señor. En la Corona de Adviento se enciende la tercera llama, la vela rosada. 
¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?
En aquel tiempo, Juan, que había oído en la cárcel las obras del Mesías, le mandó a preguntar por medio de sus discípulos: "¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?" Jesús les respondió: "Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo: los ciegos ven, y los inválidos andan; los leprosos quedan limpios, y los sordos oyen; los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el Evangelio. ¡Y dichoso el que no se escandalice de mí!"
Al irse ellos, Jesús se puso a hablar a la gente sobre Juan: "¿Qué salisteis a contemplar en el desierto, una caña sacudida por el viento? ¿O qué fuisteis a ver, un hombre vestido con lujo? Los que visten con lujo habitan en los palacios. Entonces, ¿a qué salisteis?, ¿a ver a un profeta? Sí, os digo, y más que profeta; él es de quien está escrito: "Yo envío mi mensajero delante de ti, para que prepare el camino ante ti." Os aseguro que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan, el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él."
Domingos de “gaudete” y “laudete”
Hay dos domingos en el año que se permite usar el color rosa en la vestimenta y estos son el cuarto domingo de Cuaresma (laetare) y el tercer domingo de Adviento (gaudete) porque en medio de la “espera”, se recuerda que ya está próxima la alegría de la Pascua o de la Navidad, respectivamente.
En la corona de Adviento también se suele encender una vela rosada.














SAN DÁMASO I (PAPA)


Este Pontífice se hizo famoso por haber redactado y hecho grabar los epitafios o lápidas en los sepulcros de muchos famosos mártires de las catacumbas de Roma.
De familia española, el santo fue secretario de los Pontífices, San Liberio y San Félix, y al ser elegido Papa, en el año 366, hizo honor a su nombre, que significa "domador", porque tuvo que sofocar una sangrienta rebelión que se levantó en Roma contra él.
Tuvo como Secretario al gran San Jerónimo, a quien le encargó que tradujera la S. Biblia al idioma popular, conocida con el nombre de "La Vulgata", y que fue empleada por la Iglesia Católica durante cerca de 15 siglos.
La tradición señala que el Papa San Dámaso fue el que introdujo en las oraciones de los católicos el "Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén". Durante todo su pontificado se preocupó por conseguir que los obispos de todas las naciones reconocieran al Sumo Pontífice de Roma como el obispo más importante del mundo.
Murió el 11 de diciembre del año 384 a la edad de 80 años. Fue sepultado en la tumba que él mismo se había preparado humildemente, alejado de las tumbas de los santos famosos de Roma. Después construyeron sobre su sepulcro la basílica llamada San Dámaso.

FIESTA DE LA TRASLACIÓN DE LA CASA DE LORETO



Según la tradición, la Santa Casa de Loreto es la misma Casa de Nazaret en la que se dio el Anuncio del Ángel, fue concebido Jesucristo y donde el Señor vivió con José y la Virgen. Aquí la historia de cómo milagrosamente “voló” esta Casa desde la Tierra de Jesús hasta Loreto, Italia, y cuya fiesta se celebra cada 10 de diciembre.
La Santa Casa en Nazaret tenía dos partes, una pequeña gruta y una estructura de ladrillos que se extendía desde la entrada de la gruta.
En 1291 los Sarracenos conquistaron Tierra Santa y quisieron destruir todos los lugares sagrados del cristianismo. Cuando llegaron a las proximidades de Nazaret, los enemigos se decían: “nunca más los cristianos celebrarán aquí la Anunciación”.
Una basílica construida sobre la Casa había sido destruida en dos ocasiones (1090 y 1263), pero la Casa quedaba intacta. Sin embargo, los cruzados no pudieron volver a reconstruirla y el hogar de María quedó sin protección.
Según la tradición del traslado, cuando los cruzados perdían el control en Tierra Santa, el Señor envió a sus ángeles con la consigna de que movieran la Casa a un lugar seguro.
El 12 de mayo de 1291 así lo hicieron y los ángeles la trasladaron a un poblado llamado Tersatto, en Croacia. Por la mañana, los vecinos se quedaron asombrados al ver la Casa sin cimientos y sin saber cómo llegó.
En el interior encontraron un altar de piedra y encima una estatua de cedro de la Virgen María con el niño Jesús en brazos. El niño sostenía con su mano izquierda una esfera de oro que representaba al mundo y sus dos dedos de la mano derecha estaban extendidos, como bendiciendo. Ambos vestían una especie de batas y tenían coronas de oro.
Días después la Virgen se le apareció a un sacerdote del lugar y le explicó el lugar de procedencia de la Casa. María le dijo: "debes saber que la casa que recientemente fue traída a tu tierra es la misma casa en la cual yo nací y crecí. Aquí, en la Anunciación del Arcángel Gabriel, yo concebí al Creador de todas las cosas. Aquí, el Verbo se hizo carne”.
“El altar que fue trasladado con la casa fue consagrado por Pedro, el Príncipe de los Apóstoles. Esta casa ha venido de Nazaret a tu tierra por el poder de Dios, para el cual nada es imposible”, añadió.
A modo de prueba veraz de todo lo que la Virgen le comunicó, el presbítero fue sanado. El cura, que había estado enfermo por mucho tiempo, anunció el milagro y comenzaron las peregrinaciones. Los habitantes elevaron sobre la Casa un edificio sencillo para protegerla de la naturaleza.
Después de tres años y cinco meses, un 10 de diciembre de 1294, la Casa desapareció de Tersatto y unos pastores de Loreto, en Italia, dijeron haber visto una casa volando sobre el mar y sostenida por unos ángeles. La tradición señala que un ángel con capa roja, San Miguel, dirigía a los otros y la Virgen con el Niño estaban sentados sobre la Casa.
Los ángeles bajaron el recinto a un lugar llamado Banderuola y posteriormente la llevaron a un cerro, en medio de una finca, para luego ser trasladada a otro cerro. Fue puesta en medio del camino y ha ocupado ese sitio por más de 700 años.
Dos años después, la Virgen se le presentó a Pablo, un ermitaño, a quien le contó el origen y la historia de la Santa Casa. Él lo compartió a las personas del pueblo y se iniciaron gestiones para verificar la autenticidad.
Los expertos fueron a Tersatto y vieron que la réplica que habían hecho los aldeanos medía exactamente lo mismo que la de Loreto y que muchos elementos coincidían. En Nazaret constataron que las medidas de la fundación eran exactas a las de la Casa en Loreto y la maqueta construida en Tersatto.
Después de 6 meses regresaron a Loreto y se declaró la autenticidad de la Santa Casa, que no tiene cimientos porque estos se quedaron en Nazaret.
Con el tiempo, muchos peregrinos se acercaban al santuario y el Papa Clemente VII mandó a cerrar la puerta original y que se construyeran tres puertas para que la gente no se pelee por haber una sola puerta de entrada y salida.
Nadie le había pedido permiso a la Virgen por lo que cuando el arquitecto cogió su martillo para comenzar, su mano empezó a temblar. Después de eso nadie quiso hacer el trabajo, hasta que un clérigo aceptó y de rodillas le dijo a la Madre de Dios que este era un encargo del Papa y que si ella estaba enojada, que se la tomara con el Pontífice.
El clérigo pudo completar su trabajo y las personas de Loreto quisieron proteger la Casa poniéndole una pared de ladrillo. Cuando terminaron, la pared se separó de la Casa y por eso hay un espacio entre la Santa Casa y la pared construida.
En otra ocasión, un Obispo de Portugal, con el permiso del Papa, mandó a su secretario a sacar una piedra y llevarla para construir una Iglesia en honor a la Virgen de Loreto. El Obispo enfermó y cuando llegó el secretario, el Obispo estaba casi muerto.
El Obispo pidió a unas hermanas religiosas que rezaran por él y días después recibió un mensaje: “nuestra Señora dice, si el Obispo desea recuperarse, debe devolver a la Virgen lo que él se ha llevado". El Obispo y el secretario se quedaron desconcertados porque nadie sabía lo de la piedra. El secretario devolvió el objeto y el Obispo se recuperó.
Por esta razón, los Papas han prohibido que se extraiga alguna parte de la Santa Casa.
Grandes santos han pasado por esta Casa como San Francisco de Sales, Santa Teresa de Lisieux, San Maximiliano Kolbe, San Juan XXIII y San Juan Pablo II.
La tradición que cuenta la traslación hecha por los ángeles no sería la única explicación de la Santa Casa en Loreto, sino que también hay documentos que indicarían que el responsable sería un comerciante llamado Nicéforo Angelo del S. XIII.  En todo caso, el traslado sin duda tuvo la protección y guía del cielo.