4 de septiembre de 2018

ENCUENTRO PROFESORES CATÓLICOS - MANCHA SUR

 Comenzamos un nuevo curso escolar, y con él, una nueva etapa en nuestra vida profesional, personal y cristiana.

Como en años anteriores, vamos  a celebrar un primer encuentro en Valdepeñas, en el Colegio de los Padres Trinitarios, el 15 de  septiembre. 

El tema que vamos a tratar es: "Educar en nombre del Maestro".
La ponencia  la va a impartir el sacerdote D. Manuel Pérez Tendero. 
Comenzaremos a las 10 h de la mañana y terminaremos sobre las 13´30 h.










En el díptico podéis ver el desarrollo de la jornada.








Esperamos vuestra asistencia y que animéis  a otros compañeros.


SANTA ROSALÍA



La patrona de Palermo (Italia), que goza de una gran devoción en Sicilia lo mismo que las mártires Agueda de Catama y Lucía de Siracusa, no tiene una historia igualmente rica de testimonios y tradiciones. Un estudio dice que murió en 1620. Octavio Gaietani, lamentaba no haber encontrado huellas dejadas por los antepasados sobre esta santa, a pesar de haberlas buscado en todas partes con mucho cuidado. Parece que la santa, a los tres años de su muerte, pensó en colmar esta laguna apareciéndose en octubre de 1623 a una mujer enferma, y ordenándole que fuera en peregrinación a la iglecita sobre el monte Pellegrino, un áspero promontorio que cierra el golfo de Palermo. La mujer esperó el mes de mayo siguiente para satisfacer el deseo de Santa Rosalia, que se le volvió a aparecer y le dijo el lugar en donde se encontraban sus restos.
El 15 de julio las búsquedas terminaron exitosamente, pero los huesos hallados en una gruta excavada entre las piedras no tenían ninguna inscripción que señalara su pertenencia. Al principio se pensó que no se trataba de restos humanos. El arzobispo de Palermo, Giannettino Doria, nombró una comisión de expertos, médicos y teólogos, que el 11 de febrero de 1625 se pronunció por la autenticidad de las reliquias. Esto suscitó la devoción popular, y el Papa Urbano VIII, en 1630, incluyó el nombre de la santa en el Martirologio Romano para el 15 de julio y el 4 de septiembre.
En ese mismo tiempo, y precisamente el 25 de agosto 1624, cuarenta días después del hallazgo de los huesos, dos albañiles, mientras trabajaban en el convento dominico de San Esteban de Quisquina, encontraron en una gruta una inscripción latina, muy rudimental, que decía: "Ego Rosalia Sinibaldi Quisquinae et Rosarum Domini filia amore Domini mei Jesu Christi in hoc antro habitari decrevi", yo Rosalia Sinibaldi, hija de las rosas del Señor, por amor de mi Señor Jesucristo he decidido vivir en esta caverna de Quisquina. Esto confirmaba en parte las tradiciones orales, recogidas por el mismo Gaietani, que hablaban de Rosalia, que nació en Palermo y vivió durante algunos años en la corte de la reina Margarita, esposa del rey Guillermo I de Sicilia (1154-1166).
La reina le regaló el monte Pellegrino, y Rosalia fue a vivir allí por la soledad que ofrecía. Vivió haciendo penitencia, y allí murió después de haber peregrinado por otros lugares más desiertos, siguiendo el ejemplo de los antiguos anacoretas.






SAN GREGORIO MAGNO



El Papa Gregorio I, con más justicia llamado "Magno", fue el primer Pontífice que fue monje y ascendió a la silla apostólica cuando Italia se hallaba en una condición deplorable como consecuencia de las luchas entre los ostrogodos y el emperador Justiniano, que terminaron con la derrota y muerte de Totila, en el año 562.
Aunque San Gregorio cumplía fiel y honrosamente sus funciones como prefecto, desde hacía tiempo se sentía llamado a una vocación superior, hasta que por fin resolvió apartarse del mundo y consagrarse al servicio de Dios, siendo ordenado séptimo diácono de la Iglesia Romana y enviado como embajador ante la corte bizantina. A principios del año 586, tras volver a Roma, se convirtió en abad del monasterio de San Andrés.
En el año 590, una terrible epidemia arrebató la vida al Papa Pelagio y el pueblo escogió a Gregorio como nuevo Pontífice. Desde el momento que asumió el cargo de Papa, se impuso el doble deber de catequizar y cumplir con la disciplina; prohibió el cobro injusto de primas por entierros en iglesias, por ordenaciones o por conferir el palio y no permitió a los diáconos dirigir la parte cantada de la misa a menos que fueran escogidos por sus voces más que por su carácter. También destacó como predicador escogiendo temas del Evangelio del día y, hasta nosotros ha llegado algunas de sus homilías, llenas de elocuencia y sentido común, terminadas con una enseñanza moral que podía adaptarse a cada caso. Fue un excelente administrador de la Sede Pontificia pues todos los súbditos estaban contentos con lo que les tocaba en la distribución de bienes y aún entraba dinero a la tesorería.
De toda su labor religiosa en occidente, la conversión de Inglaterra y el éxito que coronó sus esfuerzos encaminados hacia esta dirección fue para él, el mayor triunfo de su vida. Se le reconoce a San Gregorio la compilación del Antiphonario, la revisión y reestructuración del sistema de música sacra, la fundación de la famosa Schola Cantorum de Roma y la composición de varios himnos muy conocidos. Pero su verdadera obra se proyecta en otras direcciones. Se le venera como el cuarto Doctor de la Iglesia Latina, por haber dado una clara expresión a ciertas doctrinas religiosas que aún no habían sido bien definidas y quizá su mayor labor fue el fortalecimiento de la Sede.