11 de junio de 2019

SAN BERNABÉ APÓSTOL


A pesar de que San Bernabé no fue uno de los doce elegidos por Jesucristo, es considerado Apóstol por los primeros padres de la Iglesia, aún por San Lucas, a causa de la misión especial que le confió el Espíritu Santo y de su activa tarea apostólica.
Bernabé era un judío de la tribu de Levi, había nacido en Chipre; su nombre original era el de José, pero los Apóstoles lo cambiaron al de Bernabé que significa ‘hombre esforzado’. Se le menciona en las Sagradas Escrituras, en el cuarto capítulo de los Hechos de los Apóstoles; se menciona la venta de sus propiedades.
El Santo fue elegido para llevar el Evangelio a Antioquía, instruir y guiar a los neófitos. Para esta misión obtuvo la cooperación de San Pablo. Los dos predicadores obtuvieron gran éxito; Antioquía se convirtió en el gran centro de evangelización y fue ahí donde, por primera vez, se dio el nombre de Cristianos, a los fieles seguidores de Cristo. Tiempo más tarde, se les encomendó una nueva misión y partieron a cumplirla, acompañados por Juan Marcos. Primero se trasladaron a Seleucia y después a Salamina, en Chipre. Luego llegaron a Pafos, donde convirtieron al procónsul romano Sergio Paulo, navegaron hasta Perge en Panfilia, donde Juan Marcos los abandonó. En Iconium, en Licaonia, estuvieron a punto de morir apedreados. En Listra, San Pablo curó milagrosamente a un paralítico y los habitantes paganos los confundieron con dioses. De regreso a Antioquía pasaron por todas las ciudades que habían visitado para confirmar y ordenar presbíteros. Surgieron ciertas diferencias entre San Pablo y San Bernabé, por lo que decidieron separarse. San Bernabé partió entonces hacia Chipre, acompañado de Juan Marcos, para visitar las iglesias que ahí se habían fundado.
Alrededor del año 60 ó 61, San Bernabé ya había muerto. Se dice que fue apedreado hasta morir en Salamina.Otra tradición nos lo presenta como predicador en Alejandría y en Roma y además como primer obispo de Milán.

LUNES DE PENTECOSTÉS - VIRGEN DEL ROCÍO


La Virgen del Rocío, también conocida como "Blanca Paloma" o "La Reina de las Marismas" es una advocación mariana que se venera en el Santuario de El Rocío en Almonte (Huelva).
La romería del Rocío es uno de los momentos más esperados para los ‘romeros’, que deciden emprender la peregrinación hasta la aldea de El Rocío, en Almonte (Huelva), y adorar a la Virgen. Cientos de personas realizan el camino –independientemente de las jornadas de trayecto que suponga- desde multitud de pueblos andaluces y participan en esta tradicional romería a pie, a caballo, o en carretas para luego celebrar la festividad este fin de semana.
Las distintas hermandades realizan la romería en una carreta en la que portan su Simpecado: se trata de una insignia o estandarte con la Virgen acompañada de adornos de oro y plata. Una vez llegan a la aldea, cada hermandad acude a la ermita de la Virgen –o Blanca Paloma- en orden de antigüedad, empezando por la matriz. Es entonces cuando comienza una serie de actos religiosos en honor a la Virgen.
Pero el momento más esperado ocurrirá en la madrugada del Lunes de Pentecostés –noche del sábado- cuando, tras la aparición de la Hermandad matriz de Almonte, los cientos de almonteños salten la reja que les separa de la Virgen y la porten en procesión por la aldea.

Comienza Año Jubilar por centenario de coronación canónica de la Virgen del Rocío





La Santa Sede concedió un Año Jubilar Rociero a la población de Almonte en la Diócesis de Huelva (España), con motivo del centenario de la coronación canónica de la Virgen del Rocío y el traslado de la Blanca Paloma, como se conoce a esta advocación mariana, que sucede una vez cada siete años.
Este Año Jubilar comenzó el pasado 8 de junio y está previsto que se clausure el 7 de junio del 2020 y tiene por lema “Reina del Rocío: caminar con María hacia Cristo”.
El inicio de este Año Jubilar coincide con la romería de la Virgen del Rocío que se realiza el día siguiente a la festividad de Pentecostés. Se trata de una de las manifestaciones religiosas más importantes de España, ya que cada año reúne a cerca de un millón de personas llamados “rocieros”.
En esta peregrinación los rocieros vestidos con trajes típicos flamencos peregrinan a caballo, a pie o en carretas desde diversos puntos de España, con el fin de llegar al Santuario de Nuestra Señora del Rocío y venerar a la Virgen en su día.
Mons. José Vilaplana, Obispo de Huelva, envió un mensaje a los rocieros y peregrinos a quienes recordó que la Virgen y este año jubilar es “un faro que nos ayudará a profundizar y dar sentido a todos los actos en los que participemos”.
En ese sentido también destacó que tanto la romería del Rocío como el Año Jubilar son un momento para tomar conciencia “de nuestros errores y de nuestras miserias, pero también de la misericordia de Dios que nos perdona siempre y nos da la oportunidad de nacer de nuevo”.
Mons. Vilaplana explicó en el mensaje enviado que su objetivo es animar a los rocieros, es decir, quienes realizan la romería de la Virgen del Rocío, y a todos los fieles, “a cumplir los requisitos para alcanzar la indulgencia plenaria –confesión, Credo, oración por la Iglesia y celebración de la Eucaristía- a la luz del lema de este Año”.
“Contemplamos a María como Reina, coronada por Dios con la corona de gloria que no se marchita y coronada por el cariño de sus fieles que la acogen como madre y como Reina de sus corazones. Con Ella queremos caminar hacia el encuentro con su Hijo, el Pastor divino, el único Salvador del Mundo”, aseguró en el mensaje el Obispo de Huelva.
El jubileo puede ganarse tanto el Santuario de Nuestra Señora del Rocío como en la parroquia de la Asunción de Almonte.


El Obispo de Huelva, Mons. José Vilaplana abrió la puerta santa. A la ceremonia asistieron el Arzobispo de Sevilla, Mons. Juan José Asenjo; el Arzobispo de Granada, Mons. Javier Martínez; y el Arzobispo castrense, Mons. Juan del Río, así como el Obispo de Córdoba, Mons. Demetrio Fernández; el Obispo de Cádiz y Ceuta, Mons. Rafael Zorzona; y el Obispo de Asidonia-Jerez, Mons. José Mazuelos.