1 de diciembre de 2019

ADVIENTO _ CAMINANDO HACIA LA VIDA

















La salvación está más cerca de nosotros
La Iglesia nos presenta a lo largo del año litúrgico los grandes misterios de nuestra fe. Comenzamos con el Adviento, que es un tiempo para reavivar nuestra fe y nuestra esperanza, preparando nuestro interior para celebrar el Misterio de la Navidad.
El profeta Isaías nos regala un canto a la paz universal. El apóstol Pablo exhorta a la comunidad de Roma a vivir el momento presente de la salvación, renunciando a las costumbres paganas y a configurarse plenamente a Cristo.
San Mateo nos sitúa en el plano escatológico de la primera y última venida del Señor; por tanto debemos acrecentar la conciencia de que nuestra vida tiene un sentido lleno y profundo: la del encuentro con El Señor. Porque en eso se resume nuestra vida: en prepararse para ver cara a cara a nuestro Dios. Hemos de estar despiertos y preparados, hay que estar atentos a las necesidades de los otros, hay que saber trabajar para el Reino, según los talentos recibidos, hay que amar a todos, sobre todo a los más débiles y humildes. Velar implica una relación de amor y oración con Cristo.
Jesús explica una parábola sobre la actitud del dueño de una casa si este supiera que los ladrones lo visitaron aquella noche. Este dueño, consciente del peligro, velará toda la noche para evitar el robo, por eso nos dice Jesús debéis estar preparados para que no os sorprenda la venida definitiva.






ADVIENTO - TIEMPO DE ESPERA


El Adviento es el período de preparación para celebrar la Navidad y comienza cuatro domingos antes de esta fiesta. Además se encuentra en el comienzo del Año Litúrgico católico. Este año 2019, comenzará el domingo 1 de diciembre y el último domingo de Adviento será el 22 de diciembre.

Oraciones Familiares de Adviento

Calendario Litúrgico de Adviento 2019

Los Personajes del Adviento

Historias para compartir sobre el Adviento

Reflexiones y Catequesis de Adviento

Recursos teológicos y litúrgicos

Lecturas de los Padres de la Iglesia






BEATO CARLOS DE FOUCAULD

Carlos de Foucauld (Hermano Carlos de Jesús) nace en Francia, en Estrasburgo, el 15 de septiembre 1858. Huérfano a los 6 años, creció con su hermana María, bajo los cuidados de su abuelo, orientándose hacia la carrera militar.
Adolescente, pierde la fe. Conocido por su gusto de la vida fácil él revela, no obstante una voluntad fuerte y constante en las dificultades. Emprende una peligrosa exploración a Marruecos (1883- 1884). El testimonio de fe de los Musulmanes despierta en él un cuestionamiento sobre Dios: «Dios mío, si existes, haz que te conozca ».
Regresando a Francia, le emociona mucho la acogida discreta y cariñosa de su familia profundamente cristiana, y comienza una búsqueda. Guiado por un sacerdote, el Padre Huvelin, él encuentra a Dios en octubre 1886.Tiene 28 años. «Enseguida que comprendí que existía un Dios, comprendí que no podía hacer otra cosa que de vivir sólo para El».
Durante una peregrinación a Tierra Santa descubre su vocación: seguir Jesús en su vida de Nazareth. Pasa 7 años en la Trapa, primero N.S. de las Nieves, después Akbes, en Syria. Enseguida después, él vive solo en la oración y adoración cerca de las Clarisas de Nazareth.
Ordenado sacerdote a los 43 años (1901) parte al Sahara, primero Beni-Abbes, después Tamanrasset en medio de los Tuaregs del Hoggar. Quiere ir al encuentro de los más alejados, «los más olvidados y abandonados».Quiere que cada uno de los que lo visiten lo consideren como un hermano, «el hermano universal». El quiere «gritar el evangelio con toda su vida» en un gran respeto de la cultura y la fe de aquellos en medio de los cuales vive. «Yo quisiera ser lo bastante bueno para que ellos digan: “Si tal es el servidor, como entonces será el Maestro...”?».
En el atardecer del 1° de Diciembre 1916, fue matado por una banda que rodeó la casa.
Siempre soñó compartir su vocación con otros: después de haber escrito varia reglas religiosas; pensó que esta «vida de Nazareth» podía ser vivida en todas partes y por todos. Actualmente la «familia espiritual de Charles de Foucauld» comprende varias asociaciones de fieles, comunidades religiosas e institutos seculares de laicos y sacerdotes.

SAN ANDRÉS


Andrés, nacido en Betsaida, fue primeramente discípulo de Juan Bautista, siguió después a Cristo y le presentó también a su hermano Pedro. Él y Felipe son los que llevaron ante Jesús a unos griegos, y el propio Andrés fue el que hizo saber a Cristo que había un muchacho que tenía unos panes y unos peces. Según la tradición, después de Pentecostés predicó el Evangelio en muchas regiones y fue crucificado en Acaya.

SAN GREGORIO TAUMATURGO

Se llama "taumaturgo" al que hace muchos milagros. A este santo le pusieron ese nombre porque según indica la tradición popular, desde tiempos de Moisés, no se había visto a un hombre conseguir tantos milagros como los que obtuvo San Gregorio.
Cuando era joven tuvo que viajar a Cesarea, en Palestina, a acompañar a una hermana; estando allá, conoció al sabio más grande de su tiempo que era Orígenes quien había puesto una escuela de teología en esa ciudad.
Al estallar la persecución de Decio en 250, San Gregorio aconsejó a los cristianos que se escondieran para que no tuvieran peligro de renegar de su fe cristiana por temor a los tormentos. Se ha hecho célebre en la historia de la Iglesia la frase que dijo este gran santo poco antes de morir. Preguntó: "¿Cuántos infieles quedan aún en la ciudad sin convertirse al cristianismo?" Le respondieron: "Quedan diecisiete", y él exclamó gozoso: "Gracias Señor: ese era el número de cristianos que había en esta ciudad cuando yo llegué a misionar aquí. En ese tiempo no había sino 17 cristianos, y ahora no hay sino 17 paganos".
Las gentes lo invocaban después cuando hubo inundaciones y terremotos, y es que San Gregorio con sus oraciones y sacrificios logró detener terribles inundaciones que amenazaban acabar con toda los cultivos y casas de la ciudad.