19 de noviembre de 2016

DEDICACIÓN DE LAS BASÍLICAS DE SAN PEDRO Y SAN PABLO

Cada 18 de noviembre la Iglesia celebra la dedicación de las Basílicas de los Apóstoles San Pedro y San Pablo, templos en Roma que contienen los restos de estos dos grandes del cristianismo y símbolos de la fraternidad y la unidad de la Iglesia.
La Basílica de San Pedro en el Vaticano fue construida sobre la tumba del Apóstol, que murió crucificado de cabeza. En el año 323 el emperador Constantino mandó a construir ahí la Basílica dedicada al que fue el primer Papa de la Iglesia.
La actual Basílica de San Pedro demoró 170 años en ser edificada. Se empezó con el Papa Nicolás V en el 1454 y fue terminada por el Papa Urbano VIII, quien la consagró un 18 de noviembre de 1626. Fecha que coincide con la consagración de la antigua Basílica.
Bramante, Rafael, Miguel Ángel y Bernini, famosos artistas de la historia, trabajaron en ella plasmando lo mejor de su arte.
La Basílica de San Pedro mide 212 metros de largo, 140 de ancho y 133 metros de altura en su cúpula. No hay templo en el mundo que le iguale en extensión.
La Basílica de San Pablo Extramuros es, después de San Pedro, el templo más grande de Roma. Surgió también por voluntad de Constantino. En 1823 fue destruida, casi en su totalidad, por un terrible incendio. León XIII inició su reconstrucción y fue consagrada el 10 de diciembre de 1854 por el Papa Pío IX.
Un dato interesante es que bajo las ventanas de la nave central y en las naves laterales, en mosaico, se encuentran los retratos de todos los Papas desde San Pedro hasta el actual, el Papa Francisco.
En el 2009, con motivo de esta celebración, el Papa Benedicto XVI dijo que “esta fiesta nos brinda la ocasión de poner de relieve el significado y el valor de la Iglesia. Queridos jóvenes, amad a la Iglesia y cooperad con entusiasmo en su edificación”.

CLAUSURA DEL AÑO 
SANTO DE LA MISERICORDIA 
EN NUESTRA PARROQUIA



SANTA ISABEL DE HUNGRÍA y SANTOS ACISCLO Y VICTORIA

Cada 17 de noviembre la Iglesia celebra a Santa Isabel de Hungría, una joven madre que aprovechó su condición de nobleza para ayudar a Cristo en los más pobres. Al morir, se apareció y dijo que iba para la gloria y que había muerto para la tierra.
Hija del rey de Hungría, nació en 1207 y fue dada en matrimonio a Luis Landgrave de Turingia. Por ello, desde muy temprana edad sus padres la enviaron al castillo de Wartburg para que se educase en la corte de Turingia con el que sería su esposo. Allí tuvo que soportar incomprensiones por su bondad.
Su prometido, cada vez que pasaba por la ciudad, le compraba algo a la Santa y se lo entregaba muy respetuosamente.  Más adelante el joven heredó la “dignidad” de Landgrave y se casó con Santa Isabel. Dios les concedió tres hijos.
Luis no ponía impedimento para las obras de caridad de la Santa, pero por las noches, cuando se ella se levantaba a orar, su esposo le agarraba la mano con miedo a que tantos sacrificios le hagan daño y le suplicaba que volviera a descansar.
Por un tiempo, el hambre se hizo sentir en esas tierras y Santa Isabel se gastó su dinero ayudando a los pobres y el grano que estaba reservado para su casa. Esto le valió grandes críticas. Como el castillo quedaba sobre una colina, construyó un hospital al pie del monte para dar de comer a los inválidos con sus propias manos, y pagaba la educación de los niños pobres, especialmente de los huérfanos.
Luis murió en una de las cruzadas, víctima de la peste, y Santa Isabel sufrió mucho. Luego su cuñado se apoderó del gobierno y ella tuvo que mudarse. Más adelante, cuando sus hijos tenían todo lo necesario, tomaría el hábito de la tercera orden de San Francisco.
Su sacerdote confesor la sometió a grandes sacrificios como el despedir a sus criados que más quería. Hilaba o cargaba lana, ayudaba a los enfermos, vivía austeramente y trabajaba sin descanso. Partió a la Casa del Padre al anochecer al 17 de noviembre de 1231.
Se dice que el mismo día de su muerte, un hermano lego se había destrozado un brazo en un accidente y sufría en cama con los dolores. En eso se le apareció Santa Isabel con vestidos radiantes y el hermano le preguntó el porqué estaba tan hermosamente vestida. A lo que ella respondió: “es que voy para la gloria. Acabo de morir para la tierra. Estire su brazo ya que ha quedado curado”.
Dos días después del entierro llegó un monje cistercense al sepulcro de Santa Isabel y se arrodilló para pedirle a la Santa que intercediera para curarse  de un terrible dolor de corazón. De un momento a otro quedó completamente curado de su enfermedad.
FELICITAMOS A TODAS LAS PERSONAS QUE HOY CELEBRAN SU ONOMÁSTICA.EN ESPECIAL A NUESTRA MAESTRA DE 6º A, ISABEL RABADÁN
Santos Acisclo y Victoria
Acisclo y Victoria, Santos
Hermanos mártires, Noviembre 17


Por: P. Felipe Santos | 





Patronos de Córdoba

Martirologio Romano: En Córdoba, en la provincia hispánica de la Bética, san Acisclo, mártir (s. IV).

Etimología: Acisclo = aquel que maneja bien las herramientas, viene del latín.
Victoria = aquella que es victoriosa frente al mal, viene del latín


Estamos en Córdoba en el año 303. El pretor Dión mandaba en la ciudad y eran tiempos de los emperadores Diocleciano y su amigo Maximiano.

Es la décima persecución contra los cristianos. 

España estaba ya en gran parte cristianizada.

Córdoba contaba ya con muchos fieles.

Dos hermanos, Acisclo y Victoria, eran conocidos por su caridad y su entrega a los pobres y marginados.

El gobernador los denunció por rebeldes a las leyes imperiales.

Victoria, tranquila y serena, le dijo al gobernador:" Me harás un gran favor si cumples en mí las amenazas que me has lanzado. Vale más morir por Cristo que por todas las promesas que me haces".

Los encerraron en los calabozos para hacerles nuevos interrogatorios.

Después de desgarrarles sus pies, los echaron al fuego.

Victoria gritaba y le cortaron la lengua y a Acisclo el cuello.

Fueron los primeros mártires de Córdoba y sus patronos.

La fuerza de su valor se las daba la oración en común. Dios estaba presente en ellos.

¡Felicidades a quien lleve este nombre!

SANTA GERTRUDIS

Cada 16 de noviembre se celebra la fiesta de Santa Gertrudis, vidente del Sagrado Corazón de Jesús y considerada patrona de las personas místicas.
Santa Gertrudis nació el 6 de enero de 1256 en Alemania. A los cinco años fue enviada a estudiar al monasterio benedictino de Helfta, donde su hermana Santa Matilde fue abadesa y su maestra. Con el tiempo tomó el hábito y se hizo amiga de Santa Mechtilde de Hackeborn, quien también tenía una especial devoción al Corazón de Jesús.
Muchos siglos antes de que Cristo se le apareciera a Santa María Margarita de Alacoque, Santa Gertrudis tuvo experiencias místicas del Sagrado Corazón de Jesús.
La Iglesia llama místicas a las personas que se dedican a tratar directamente con Dios por medios de fervorosas oraciones y reciben del Señor mensajes y revelaciones.
En su vida cotidiana, la Santa practicaba la comunión frecuente y tenía mucha devoción a San José. Se cuenta que en dos visiones diferentes reclinó la cabeza sobre el pecho de Jesús y oyó los latidos de su corazón.
En una ocasión la Santa le preguntó al Apóstol San Juan, quien recostó su cabeza junto al corazón del Señor en la Última Cena, por qué no había escrito nada sobre el Corazón de Jesús.
El Evangelista le explicó que la revelación del Sagrado Corazón de Jesús estaba reservada para tiempos posteriores, cuando el mundo en frialdad necesitaría ser reavivado en el amor.
A Santa Gertrudis se le atribuyen cinco libros que conforman el “Heraldo de la amorosa bondad de Dios” que son comúnmente llamados “Revelaciones de Santa Gertrudis”. El primero lo escribieron amigos cercanos de la Santa, el segundo ella misma lo hizo y los restantes fueron compuestos con su dirección.
En ellos habla de sus experiencias místicas y enseña que “la adversidad es el anillo espiritual que sella los esponsales con Dios”. También se le atribuyen oraciones del siglo XVII, aunque no son de ella.
Santa Gertrudis padeció por diez años penosas enfermedades y partió a la Casa del Padre el 17 de noviembre de 1301 o 1302. Clemente XII mandó que su fiesta se celebrara en toda la Iglesia Católica.
(El Señor le dijo a Santa Gertrudis que con esta oración podría liberar 1000 almas del purgatorio cada vez que la rezara).
Padre eterno, yo te ofrezco la preciosísima sangre de tu Divino Hijo Jesús, en unión con las Misas celebradas hoy día a través del mundo por todas las benditas ánimas del purgatorio por todos los pecadores del mundo. Por los pecadores en la iglesia universal, por aquellos en propia casa y dentro de mi familia. Amén.


15 de noviembre de 2016

SAN ALBERTO MAGNO


Cada 15 de noviembre la Iglesia celebra a San Alberto Magno, Doctor de la Iglesia y patrón de los estudiantes de ciencias naturales. Era considerado un gran doctor y experto, pero su prodigiosa memoria y su destacado espíritu científico se deben a un acuerdo con la Virgen María.
San Alberto nació en Lauingen (Alemania) alrededor del 1206. A los 16 años empezó a estudiar en la Universidad de Padua, donde conoció al Beato Jordán de Sajonia de la Orden de Santo Domingo y quien lo acompañó en su proceso para ingresar a los dominicos. Más adelante ocupó altos puestos como maestro en Alemania.
En París, centro intelectual de Europa Occidental de aquel entonces, obtiene su grado de profesor y se dice que eran tantos los estudiantes que asistían a sus clases que tuvo que enseñar en la plaza pública. Aquel lugar lleva su nombre y es la Plaza “Maubert”, que viene de “Magnus Albert”.
Fue elegido superior provincial de Alemania y posteriormente nombrado rector de una nueva universidad en Colonia. Allí tuvo como discípulo a otro grande de la Iglesia, Santo Tomás de Aquino.
Fue gran autoridad en filosofía, física, geografía, astronomía, mineralogía, alquimia (química), biología, etc. Así como en lo referente a Biblia y teología. Es el iniciador del sistema escolástico. No obstante, se mantenía humilde y sin dejar nunca la oración y los sacramentos.
En Roma llegó a ser teólogo y canonista personal del Papa. Luego sería ordenado Obispo de Regensburgo, servicio al que renunció tiempo después para dedicarse a formar y enseñar. En 1274 participó activamente en el II Concilio de Lyon.
Hasta aquí no cabe duda que se trataba de un intelectual fuera de lo común. Sin embargo en 1278, mientras daba clases, le falló súbitamente la memoria y perdió la agudeza del entendimiento. Entonces comprendió que su fin estaba por llegar.
San Alberto contó que siendo joven le costaban los estudios y una noche intentó huir del colegio donde estudiaba. Cuando llegó a la parte superior de una escalera colgada en la pared, se encontró con la Virgen María.
"Alberto, ¿por qué en vez de huir del colegio, no me rezas a mí que soy 'Casa de la Sabiduría'?  Si me tienes fe y confianza, yo te daré una memoria prodigiosa”, le dijo la Madre de Dios.
“Y para que sepas que si fui yo quien te la concedí, cuando ya te vayas a morir, olvidarás todo lo que sabías", añadió la Virgen. Esto se cumplió. Dos años más tarde, el Santo partió al Cielo muy apaciblemente, sin enfermedades y mientras conversaba con sus hermanos en Colonia.
“San Alberto Magno –dijo el Papa Benedicto XVI en el 2010– nos recuerda que entre ciencia y fe existe amistad, y que los hombres de ciencia pueden recorrer, mediante su vocación al estudio de la naturaleza, un auténtico y fascinante camino de santidad”.

FELICIDADES A TODOS LOS QUE HOY CELEBRAN SU ONOMÁSTICA. ESPECIALMENTE A NUESTROS ALUMNOS

13 de noviembre de 2016

EL OBISPO CIUDAD REAL, CLAUSURÓ EL AÑO DE LA MISERICORDIA



La Eucaristía para la clausura del Jubileo de la Misericordia comenzó en la Puerta del Perdón de la catedral el pasado sábado, con la llegada de los sacerdotes; la cruz de los jóvenes, que ha recorrido todos los arciprestazgos durante el Año de la Misericordia; y el obispo. 

La  celebración estuvo preparada por jóvenes, organizados por la Delegación de Pastoral de Juventud. La Coral diocesana, dirigida por el sacerdote Tomás Jesús Serrano, fue la encargada de los cantos. Está compuesta por fieles de toda la Diócesis, tanto aficionados a la música como profesionales, que entregan su tiempo para ayudar en las celebraciones diocesanas. 

La Eucaristía comenzó en la calle Reyes, con toda la comunidad pasando al interior del templo, seguida por el obispo, que cerró definitivamente, hasta próximos jubileos, la Puerta del Perdón. En la concelebración, participaron numerosos sacerdotes, así como el obispo emérito, monseñor Rafael Torija.

En su homilía, el obispo explicó que «nos hemos concienciado de que la misericordia no es solo una señal de la identidad de Dios como Padre, sino que es también la identidad que nos caracteriza a todos como hijos de Dios. Todos estamos llamados en nuestra vida a recibir de Dios el perdón y la misericordia; y todos estamos llamados a ofertar esa misma misericordia y esa misma compasión para cada uno de nuestros hermanos». Sobre el lema del año, Misericordiosos como el Padre, monseñor Melgar explicó que son palabras que «nos muestran nuestra identidad como seguidores de Cristo y nos hacen una llamada clara a que seamos también nosotros misericordiosos como el Padre lo es con nosotros». Subrayó especialmente esta doble faceta, recibir y dar misericordia, para poder «decir con pleno derecho: Padre, perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden».

Con esta celebración se clausura el jubileo en nuestra Diócesis. El próximo domingo, el papa Francisco clausurará el año en el Vaticano. En la provincia, ha habido siete sedes jubilares: la catedral; la parroquia del Cristo del Espíritu Santo en la aldea del mismo nombre, de Malagón; la parroquia del Santo Cristo de la Misericordia, de Valdepeñas; la ermita del Santo Cristo de la Expiración, de Montiel; la ermita del Cristo de la Misericordia, de Miguelturra; la ermita del Santísimo Cristo de Villajos, de Campo de Criptana y la ermita del Cristo de la Luz, de Daimiel. 










10 de noviembre de 2016

NUESTRA SEÑORA DE LA ALMUDENA Y DEDICACIÓN DE LA BASÍLICA DE SAN JUAN DE LETRÁN

Nuestra Señora de la Almudena
Advocación Mariana
Noviembre 9





Es tradición, que la primitiva Imagen la trajo consigo el Apóstol Santiago cuando vino de Jerusalén a España a predicar el Evangelio, instaurándose entonces la devoción a tan bella Imagen en la Villa que, más tarde, llegaría a ser Capital de España.

Al conquistar los musulmanes Madrid, hacia los años 714, la Imagen de Nuestra Señora fue escondida por los cristianos en un hueco practicado en las murallas de la Villa, para evitar profanaciones y cumpliendo así el decreto del Arzobispo de Toledo, D. Raimundo. En prueba de devoción, ocultaron, junto con la Virgen, dos velas encendidas, tapiando después el hueco con una gruesa pared de cal y canto.

Alfonso VI conoce la existencia de una Imagen de la Santísima Virgen, escondida por los cristianos siglos atrás, el Monarca hizo -al parecer- voto de buscarla incansablemente para restituirla al culto de los fieles, si Dios le concedía la victoria sobre los Sarracenos, y lograba tomar la Ciudad. Pero, una vez liberada ésta y no obstante sus pesquisas, no lograba localizar el sitio donde la Imagen estaba oculta. Por ello, y en su deseo de que la Virgen Santa María fuese venerada hasta tanto se lograse hallarla, mandó pintar una Imagen, inspirándose en los rasgos que la tradición atribuía a aquélla y, no se sabe si por el deseo del artista o por gusto del propio Rey casado en aquel momento con Doña Constanza, hija de Enrique I de Francia-, pintaron en su mano una flor de lis.

La Imagen fue pintada sobre los muros de la antigua Mezquita musulmana. Tras las ceremonias de purificación y dedicación del Templo, quedó expuesta al culto en el cuadro hoy conocido por Nuestra Señora de la Flor de Lis.

Una vez conquistado Toledo, en mayo de 1085, Alfonso VI volvió a insistir en la búsqueda de la Imagen oculta por los cristianos, celebrándose un piadoso novenario o rogativa por el éxito de las pesquisas que finalizó con una devota procesión presidida por e Monarca y los Prelados; y al pasar la comitiva frente a la alhóndiga o Almudith, establecida por los moros; se desplomaron unas piedras, dejando al descubierto la Imagen llamada desde entonces de la Almudena- que, es tradición, conservaba encendidas dos candelas, con que fue escondida al ser ocultada 369 años antes. Era el día 9 de noviembre de 1085.

Llevada a la Iglesia de Santa María, fue colocada solemnemente en el Altar mayor, donde permaneció hasta el día 25 de octubre de 1868 en que, por demolición del Templo, fue instalada en el Convento de las Religiosas Bernardas del Santísimo Sacramento, en cuya Iglesia estuvo expuesta al culto hasta el 29 de mayo de 1911, fecha en la que se trasladó con la mayor solemnidad a la Cripta de la Nueva Catedral que construía en honor de su Advocación junto al lugar de la muralla donde fue hallada la Imagen por AlfonsoVI, existiendo hoy en el hueco donde la Virgen estuvo oculta, una Imagen de piedra que conmemora el hecho.

Hace pocos años, al hacer una excavación para construir un edificio, se encontraron los restos de la antigua muralla árabe, del entonces llamado Magerit, a pocos metros del lugar donde hoy está la Imagen que recuerda la aparición y, por su carácter histórico, el Ayuntamiento de Madrid tuvo el singular acierto de declarar aquel terreno como "lugar no edificable" para que pueda quedar siempre al descubierto los restos de la citada muralla.
Durante los años 1936-39, periodo en que tuvo lugar la guerra civil española, Nuestra Señora de la Almudena permaneció intacta en la Cripta. De nuevo fue llevada la Imagen a la Iglesia de Las Religiosas Bernardas de la calle del Sacramento (Actualmente Iglesia Arzobispal Castrense) y finalmente, trasladada el 2 de febrero de 1954 a la Santa Iglesia Catedral de San Isidro -en la calle Toledo-.

Obtenidas de Roma las necesarias bulas y como culminación de su patronazgo sobre la Villa de Madrid, Santa María la Real de la Almudena fue coronada Canónicamente en 1948, por mano del Excelentísimo y Reverendísimo Señor Obispo de Madrid-Alcalá y patriarca de las Indias Dr. D. Leopoldo Eloy Garay, siendo madrina la Sra. Carmen Polo de Franco. A la brillante ceremonia asistieron entre innumerables personalidades, el jefe Estado, Francisco Franco y su Excelencia Reverendísima el Nuncio de Su Santidad; fervientes devotos de Santa María la Real de 1a Almudena fueron, entre otros, San Ildefonso de Toledo, San Isidro Labrador, y su esposa, Santa María de la Cabeza, obteniéndose por medio de esta venerada Advocación innumerables favores, que acrecentaron de día en día la confianza de los fieles en esta bellísima Imagen de Nuestra Señora, entre los que se contaron los Monarcas de España, la nobleza y, muy especialmente, el pueblo madrileño.




Cada 9 de noviembre, la Iglesia celebra la “dedicación de la Basílica de San Juan de Letrán”, la primera Basílica de la Iglesia en ser construida y donde una imagen de Cristo derramó sangre.
“Esta Basílica fue la primera en ser construida después del edicto del emperador Constantino, el cual, en el año 313, concedió a los cristianos la libertad de practicar su religión”, contó el Papa Emérito Benedicto XVI a los fieles, en noviembre del 2008.
“El mismo emperador donó al Papa Melquíades la antigua propiedad de la familia de los Laterani y allí hizo construir la Basílica, el baptisterio y patriarquio. Es decir, la residencia del Obispo de Roma, donde vivieron los Papas hasta el período aviñonés”, añadió.
Fue consagrada por el Papa San Silvestro un 9 de noviembre del 324. Se le llama Basílica de San Juan (de Letrán) porque tiene dos capillas, una en honor a San Juan Bautista y otra por San Juan Evangelista.
“Basílica del Divino Salvador” es otro nombre por el que se le conoce ya que en el 787, cuando fue nuevamente consagrada, una imagen del Divino Salvador derramó sangre al ser golpeada por un judío.
“Honrando el edificio sagrado, se quiere expresar amor y veneración a la Iglesia romana que, como afirma San Ignacio de Antioquía, “preside en la caridad” a toda la comunión católica”, expresó el Papa Benedicto XVI.





6 de noviembre de 2016

SANTOS ZACARÍAS E ISABEL

La fama de estos dos santos se debe a que fueron los papás de San Juan Bautista.
El nombre de Zacarías, significa: "Dios se acordó de mí".
Isabel quiere decir: "Consagrada a Dios".
La bella historia de estos dos santos esposos la cuenta San Lucas en el primer capítulo de su evangelio.
"Hubo en tiempos del rey Herodes un sacerdote llamado Zacarías, casado con Isabel, una mujer descendiente del hermano de Moisés, el sumo sacerdote Aarón".
De estos dos esposos hace el evangelio un elogio formidable. Dice así: "Los dos llevaban una vida santa, eran justos ante Dios, y observaban con exactitud todos los mandamientos y preceptos del Señor". Ojalá de cada uno de nuestros hogares se pudiera decir algo semejante. Sería maravilloso.
Dice San Lucas: "Zacarías e Isabel no tenían hijos, porque ella era estéril. Además ya los dos eran de avanzada edad".
Y un día, cuando a Zacarías le correspondió el turno de subir al altar (detrás del velo) a ofrecer incienso, toda la multitud estaba afuera rezando.
Y se le apareció el Ángel del Señor, y Zacarías al verlo se llenó de temor y un gran terror se apoderó de él. El ángel le dijo: "No tema Zacarías, porque su petición ha sido escuchada. Isabel su mujer, dará a luz un hijo, a quien pondrán por nombre Juan. Él será para ustedes gozo y alegría, y muchos se alegrarán por su nacimiento, porque será grande ante el Señor; no beberá licores; estará lleno del Espíritu Santo, y convertirá a muchos hacia Dios, y tendrá el espíritu del profeta Elías, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto".
Zacarías le dijo al ángel: "¿Cómo puedo saber que esto que me dice sí es cierto? Porque yo soy muy viejo e Isabel mi esposa es estéril". El ángel le dijo: "Yo soy Gabriel, uno de los que están en la presencia del Dios, y he sido enviado para comunicarle esta buena noticia. Pero por no haber creído a las palabras que le he dicho, se quedará mudo y no podrá hablar hasta el día en que sucedan estas cosas, que se cumplirán todas a su tiempo".
El pueblo estaba esperando a que saliera Zacarías y se extrañaban que demorara tanto en aparecer. Cuando apareció no podía hablarles, y se dieron cuenta de que había tenido alguna visión. Él les hablaba por señas y estaba mudo.
"Después Isabel concibió un hijo y estuvo oculta durante cinco meses (sin contar a los vecinos que iba a tener un niño)". Y decía: "Dios ha querido quitarme mi humillación y se ha acordado de mí".
El ángel Gabriel contó a María Santísima en el día de la anunciación, que Isabel iba a tener un hijo. Ella se fue corriendo a casa de Isabel y allí estuvo tres meses acompañándola y ayudándole en todo, hasta que nació el niño Juan, cuyo nacimiento fue un verdadero acontecimiento.


SAN CARLOS BORROMEO

San Carlos cuyo nombre significa "hombre prudente" ha sido uno de los santos extraordinariamente activos a favor de la Iglesia y del pueblo que sobresale admirablemente. San Carlos Borromeo, un santo que tomó muy en serio aquella frase de Jesús: "Quien ahorra su vida, la pierde, pero el que gasta su vida por Mí, la ganará", murió relativamente joven porque desgastó totalmente su vida y sus energías por hacer progresar la religión y por ayudar a los más necesitados. Decía que un obispo demasiado cuidadoso de su salud no consigue llegar a ser santo y que a todo sacerdote y a todo apóstol deben sobrarle trabajos para hacer, en vez de tener tiempo de sobra para perder.
Nació en Arjona (Italia) en 1538. Desde joven dio señales de ser muy consagrado a los estudios y exacto cumplidor de sus deberes de cada día. A los 21 años obtuvo el doctorado en derecho en la Universidad de Milán. Un hermano de su madre, el Cardenal Médicis, fue nombrado Papa con el nombre de Pío IV, y éste admirado de sus cualidades nombró a Carlos como secretario de Estado. Más tarde, renunció a sus riquezas, se ordenó de sacerdote, y luego de obispo y se dedicó por completo a la labor de salvar almas.
San Carlos fundó 740 escuelas de catecismo con 3,000 catequistas y 40,000 alumnos. Fundó además 6 seminarios para formar sacerdotes bien preparados, y redactó para esos institutos unos reglamentos tan sabios, que muchos obispos los copiaron para organizar según ellos sus propios seminarios. Fue amigo de San Pío V, San Francisco de Borja, San Felipe Neri, San Félix de Cantalicio y San Andrés Avelino y de varios santos más.
Murió cuando tenía apenas 46 años, el 4 de noviembre de 1584. En Arona, su pueblo natal, le fue levantada una inmensa estatua que todavía existe.

FELICIDADES A TODOS LOS QUE HOY CELEBRAN SU ONOMÁSTICA.

3 de noviembre de 2016

SAN MARTÍN DE PORRES

 “Yo te curo y Dios te sana”, solía decir San Martín de Porres, el santo de la escoba y patrono de los barberos, a los grandes señores y hombres sencillos que acudían en busca de su ayuda. Su fiesta se celebra cada 3 de noviembre.
San Martín nació en Lima en 1579. Desde niño sintió predilección por los enfermos y los pobres. Aprendió el oficio de barbero y algo de medicina. A los quince años pidió ser admitido como “donado”, es decir, como terciario, en el convento de los Dominicos.
En su servicio de enfermero no hacía diferencia entre pobres y los que más tenían, aunque tuvo que pasar por experiencias de incomprensión y envidia. En 1603 hizo su profesión religiosa.
Con ayuda de Dios, realizaba algunos milagros de curaciones instantáneas o en ocasiones bastaba su presencia para que el enfermo desahuciado empezara a recuperarse. Hay quienes lo vieron entrar y salir de recintos con las puertas cerradas, mientras que otros aseguraron haberlo visto en dos lugares distintos a la misma vez.
Era tanto el cariño y admiración que le tenían al humilde Fray Martín que hasta el Virrey de aquel entonces fue a visitarlo en su lecho de muerte para besar su mano. Partió a la Casa del Padre un 3 de noviembre de 1639, besando el crucifijo con gran alegría.
San Martín es recordado con la escoba, que es símbolo de su humilde servicio. Por ello, San Juan XXIII al canonizarlo en 1962 dijo: “¡Ojalá que el ejemplo de Martín enseñe a muchos lo feliz y maravilloso que es seguir los pasos y obedecer los mandatos divinos de Cristo!”.









1 de noviembre de 2016

FIESTA DE LOS FIELES DIFUNTOS


Luego de la Solemnidad de Todos los Santos, los católicos de todo el mundo celebran la conmemoración de los Fieles Difuntos, día en el que se recuerda a todos aquellos que ya han partido de este mundo.
Entre las muchas tradiciones para honrar a los muertos el día de hoy, muchos acuden a los cementerios para rezar por el alma de sus amigos y familiares.
El Papa Benedicto XVI, sumándose a la oración de los católicos de todo el planeta, reza en las grutas del Vaticano por sus predecesores y todos los difuntos.
La conmemoración de hoy se ofrece, de manera particular, por las almas del purgatorio, en donde están para expiar en él sus culpas veniales o bien para satisfacer la pena temporal debida a sus pecados.
La Enciclopedia Católica (EC) precisa que estas almas, al estar en este tiempo de purificación, ya están "confirmadas en gracia, y algún día entrarán en el cielo".
"En este día, dice el Martirologio romano, la Conmemoración de Todos los Fieles difuntos, en la cual nuestra común y piadosa madre la Iglesia, después de haber tratado de honrar con dignos loores a todos los hijos suyos, que tiene ya gozando en el cielo, se esfuerza por ayudar con poderosos sufragios cerca de Cristo su Esposo y Señor, a todos los que aun gimen en el purgatorio; a fin de que cuanto antes se sumen a la sociedad de los moradores de la Ciudad celestial".
Hoy es un día especial para ofrecer por los difuntos Misas, indulgencias, limosnas y sacrificios. La EC señala al respecto que "la liturgia de los Difuntos es tal vez la más hermosa y más consoladora de todas. A diario, al fin de las Horas del Oficio divino, se encomiendan a la misericordia divina las almas todas de los Fieles Difuntos".
"En la Misa, el sacerdote ofrece el Sacrificio por los vivos y los muertos (Súscipe), y en un Memento especial pide al Señor se acuerde de sus siervos y siervas que, habiendo muerto en Cristo, duermen ahora el sueño de la paz y les haga pasar al lugar de refrigerio, de luz y de paz".
La solemne conmemoración de todos los Fieles Difuntos se debe a San Odilón, cuarto abad del célebre monasterio benedictino de Cluny. Él fue quien la instituyó en 998, y mandó celebrarla en día como hoy.
La influencia de aquella ilustre y poderosa Congregación hizo se adoptara bien pronto este uso en todo el orbe cristiano, y que este día fuese en algunas partes fiesta de guardar.

Doctrina

Devoción


31 de octubre de 2016

¡FELIZ DÍA DE TODOS LOS SANTOS!



El 1 de noviembre laIglesia Católica se llena de alegría al celebrar la Solemnidad de Todos los Santos, tanto aquellos conocidos como los desconocidos, que con suvida son ejemplo de que sí es posible llegar al cielo.
“Hoy nosotros estamos inmersos con el espíritu entre esta muchedumbre innumerable de santos, de salvados, los cuales, a partir del justo Abel, hasta el que quizá está muriendo en este momento en alguna parte del mundo, nos rodean, nos animan, y cantan todos juntos un poderoso himno de gloria”, decía San Juan Pablo II un primero de noviembre de 1980.
Esta celebración tuvo sus orígenes por el siglo IV debido a la gran cantidad de mártires en la Iglesia. Más adelante el 13 de mayo del 610 el Papa Bonifacio IV dedica el Panteón romano al culto cristiano, colocando de titulares a la Bienaventurada Madre de Dios y a todos los mártires. Es así que se les empieza a festejar en esta fecha.
Posteriormente el Papa Gregorio IV, en el siglo VII, trasladó la fiesta al 1 de noviembre, muy probablemente para contrarrestar la celebración pagana del “Samhain” o año nuevo celta (en la actualidad Halloween) que se celebra la noche del 31 de octubre.
En el 2013 el Papa Francisco, ante una gran multitud de gente, exhortó: “Dios te dice: no tengas miedo de la santidad, no tengas miedo de apuntar alto, de dejarte amar y purificar por Dios, no tengas miedo de dejarte guiar por el Espíritu Santo. Dejémonos contagiar por la santidad de Dios”.

27 de octubre de 2016

IDEAS CLAVES SOBRE LA SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS

Diez ideas breves, sencillas y claves sobre el sentido y necesidad de la Solemnidad de Todos los Santos

(Escrito por Jesús de las Heras Muela – Director de Ecclesia y Ecclesia Digital)





El 1 de noviembre es la solemnidad litúrgica de Todos los Santos, que prevalece sobre el domingo. Se trata de un popular y bien sentida fiesta cristiana, que al evocar a quienes nos han precedido en el camino de la fe y de la vida, gozan ya de la eterna bienaventuranza, son ya -por así decirlo- ciudadanos de pleno derecho del cielo, la patria común de toda la humanidad de todos los tiempos.

1.- El día de Todos los Santos cuenta un milenio de popular y sentida historia y tradición en la vida de la Iglesia. Fueron los monjes benedictinos de Cluny quienes expandieron esta festividad.


2.- En este día celebramos a todos aquellos cristianos que ya gozan de la visión de Dios, que ya están en el cielo, hayan sido o no declarados santos o beatos por la Iglesia. De ahí, su nombre: el día de Todos los Santos.

3.- Santo es aquel cristiano que, concluida su existencia terrena, está ya en la presencia de Dios, ha recibido –con palabras de San Pablo- “la corona de la gloria que no se marchita”.

4.- El santo, los santos son siempre reflejos de la gloria y de la santidad de Dios. Son modelos para la vida de los cristianos e intercesores de modo que a los santos se pide su ayuda y su intercesión. Son así dignos y merecedores de culto de veneración.

5.- El día de Todos los Santos incluye en su celebración y contenido a los santos populares y conocidos, extraordinarios cristianos a quienes la Iglesia dedica en especial un día al año.

6.- Pero el día de Todos los Santos es, sobre todo, el día de los santos anónimos, tantos de ellos miembros de nuestras familias, lugares y comunidades.



7.- El día de Todos los Santos es igualmente una oportunidad para recordar la llamada a la santidad presente en todos los cristianos desde el bautismo. Es ocasión para hacer realidad en nosotros la llamada del Señor a que seamos perfectos- santos- como Dios, nuestro Padre celestial, es perfecto, es santo.

Se trata de una llamada apremiante a que vivamos todos nuestra vocación a la santidad según nuestros propios estados de vida, de consagración y de servicio. En este tema insistió mucho el Concilio Vaticano II, de cuya clausura se celebran ahora los 40 años. El capítulo V de su Constitución dogmática “Lumen Gentium” lleva por título “Universal vocación a la santidad en la Iglesia”.

Y es que la santidad no es patrimonio de algunos pocos privilegiados. Es el destino de todos, como fue, como lo ha sido para esa multitud de santos anónimos a quienes hoy celebramos.

8.- La santidad cristiana consiste en vivir y cumplir los mandamientos. “El santo no es un ángel, es hombre en carne y hueso que sabe levantarse y volver a caminar. El santo no se olvida del llanto de su hermano, ni piensa que es más bueno subiéndose a un altar. Santo es el que vive su fe con alegría y lucha cada día pues vive para amar” (Canción de Cesáreo Gabaraín).


“El santo es aquel que está tan fascinado por la belleza de Dios y por su perfecta verdad que éstas lo irán progresivamente transformando. Por esta belleza y verdad está dispuesto a renunciar a todo, también a sí mismo. Le es suficiente el amor de Dios, que experimenta y transmite en el servicio humilde y desinteresado del prójimo” (Benedicto XVI).

9.- La santidad se gana, se logra, se consigue, con la ayuda de la gracia, en tierra, en el quehacer y el compromiso de cada día, en el amor, en el servicio y en el perdón cotidianos. “El afán de cada día labra y vislumbra el rostro de la eternidad”, escribió certera y hermosamente Karl Rhaner. El cielo, sí, no puede esperar. Pero el cielo –la santidad- solo se gana en la tierra.

10.- Por fin, el día de Todos los Santos nos habla de que la vida humana no termina con la muerte sino que abre a la luminosa vida de eternidad con Dios. El día de Todos los Santos es la catequesis y celebración de los misterios de nuestra fe relativos al final de la vida, los llamados “novísimos”: muerte, juicio, eternidad.

Y por ello, al día siguiente a la fiesta de Todos los Santos, el 2 de noviembre, celebramos, conmemoramos a los difuntos. Es día de oración y de recuerdo hacia ellos. Es día para saber vivir la vida según el plan de Dios. Es día, como el día, en el que la piedad de nuestro pueblo fiel visita los cementerios. Todo el mes de noviembre está dedicado especialmente a los difuntos y a las ánimas del Purgatorio.