13 de mayo de 2021

FLORES A MARÍA: 13 DE MAYO

Flor del 13 de mayo: El Inmaculado Corazón de María
Primera aparición de Nuestra Señora de Fátima





Meditación: “El Poderoso ha hecho en mi grandes cosas” (Lucas 1,49). Nos anonadamos frente a la excelsa Madre de Dios, habiéndola recibido para nosotros del mismo Señor. Ella se sigue presentando como Madre amorosa, buscando a sus hijos perdidos, alejados, confundidos, para bañarlos en el río de la santidad, a la que Dios nos llevará si la seguimos. Cambiemos así nuestro pobre corazón por el Inmaculado Corazón de María para ser a su semejanza.

Oración: ¡Oh María que nos regalaste en Cova de Iría tu Corazón Inmaculado!. Enséñanos los secretos que El esconde, para que conociéndolos podamos imitarlo, y cabizbajos pidamos perdón por lo poco que nos parecemos a Vos. Haznos pequeños para que veamos el Cielo. Amén.

Oración de los pastorcitos: (entregada por el Arcángel San Miguel a los tres niños en Fátima)

Oh Dios mío, yo creo, espero, adoro y os amo. Y os pido perdón por todos los que no creen, no esperan, no adoran y no os aman (se reza tres veces).
Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, os adoro profundamente, y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Alma, Sangre y Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los Tabernáculos de la tierra, en expiación por los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con las que El mismo es ofendido. Y por los méritos infinitos del Sagrado Corazón de Jesús y por la intercesión del Inmaculado Corazón de María, te pido por la conversión de todos los pecadores. Amén.

Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).

Florecilla para este día: Renovemos nuestra consagración al Inmaculado Corazón de María.








NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO DE FÁTIMA


Historia de las apariciones

Los secretos de Fátima

Los tres pastorcitos

Oraciones a la Virgen de Fátima

Oraciones a los 3 pastorcitos








FLORES A MARÍA: 12 DE MAYO

 Flor del 12 de mayo: Madre del buen ejemplo







Meditación: “Sigue fiel hasta la muerte, y te daré la corona de la vida” (Apocalipsis 2,10). María la más fiel… “hágase en mí según Tu Palabra”. Grande fue la fe de María, quien cumplió a la perfección la Santa Voluntad de Dios, ya que a El todo entregó. En el Calvario a su Hijo dio y confiada con llagas en su Corazón esperó la Resurrección. ¿Somos realmente “fieles” a Dios y a Su Iglesia, cuando no cumplimos nuestro deber, cuando no nos comprometemos con el Señor y tenemos un tibio corazón lleno de vanidad y sin amor?. ¿Somos ejemplo como María, o somos un alma sin vida que no cumple con lo que Dios dicta?. Pregúntate en éste día: ¿he favorecido con mis obras y palabras al Señor, o al maligno?. Sigamos a María con un corazón pequeño y recto.

Oración: ¡Oh Madre que nos guiaste, que todo entregaste!. Dígnate Madre a enseñarnos y a llevarnos siempre de tu mano, para que seamos realmente cristianos, perteneciendo a Cristo, tu Hijo Amado. Amén.

Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).

Florecilla para este día: Ser un Jesús y una María para los que nos rodean, como testimonio de cristiandad.





SAN PANCRACIO

 



Es un jovencito romano de sólo 14 años, que fue martirizado por declararse creyente y partidario de Nuestro Señor Jesucristo. Dicen que su padre murió martirizado y que la mamá recogió en unos algodones un poco de la sangre del mártir y la guardó en un relicario de oro, y le dijo al niño: "Este relicario lo llevarás colgado al cuello, cuando demuestres que eres tan valiente como lo fue tu padre".
Un día Pancracio volvió de la escuela muy golpeado pero muy contento. La mamá le preguntó la causa de aquellas heridas y de la alegría que mostraba, y el jovencito le respondió: "Es que en la escuela me declaré seguidor de Jesucristo y todos esos paganos me golpearon para que abandonara mi religión. Pero yo deseo que de mí se pueda decir lo que el Libro Santo afirma de los apóstoles: "En su corazón había una gran alegría, por haber podido sufrir humillaciones por amor a Jesucristo". (Hechos 6,41). Al oír esto la buena mamá tomó en sus manos el relicario con la sangre del padre martirizado, y colgándolo al cuello de su hijo exclamó emocionada: "Muy bien: ya eres digno seguidor de tu valiente padre". 
Como Pancracio continuaba afirmando que él creía en la divinidad de Cristo y que deseaba ser siempre su seguidor y amigo, las autoridades paganas lo llevaron a la cárcel y lo condenaron y decretaron pena de muerte contra él. Cuando lo llevaban hacia el sitio de su martirio (en la vía Aurelia, a dos kilómetros de Roma) varios enviados del gobierno llegaron a ofrecerle grandes premios y muchas ayudas para el futuro si dejaba de decir que Cristo es Dios. El valiente joven proclamó con toda la valentía que él quería ser creyente en Cristo hasta el último momento de su vida. 
Entonces para obligarlo a desistir de sus creencias empezaron a azotarlo ferozmente mientras lo llevaban hacia el lugar donde lo iban a martirizar, pero mientras más lo azotaban, más fuertemente proclamaba él que Jesús es el Redentor del mundo. Varias personas al contemplar este maravilloso ejemplo de valentía se convirtieron al cristianismo. 
Al llegar al sitio determinado, Pancracio dio las gracias a los verdugos por que le permitían ir tan pronto a encontrarse con Nuestro Señor Jesucristo, en el cielo, e invitó a todos los allí presentes a creer siempre en Jesucristo a pesar de todas las contrariedades y de todos los peligros. 
De muy buena voluntad se arrodilló y colocó su cabeza en el sitio donde iba a recibir el hachazo del verdugo y más parecía sentirse contento que temeroso al ofrecer su sangre y su vida por proclamar su fidelidad a la verdadera religión. Allí en Roma se levantó un templo en honor de San Pancracio y por muchos siglos las muchedumbres han ido a venerar y admirar en ese templo el glorioso ejemplo de un valeroso muchacho de 14 años, que supo ofrecer su sangre y su vida por demostrar su fe en Dios y su amor por Jesucristo. 

San Pancracio: ruégale a Dios por nuestra juventud que tiene tantos peligros de perder su fe y sus buenas costumbres.
FUENTE: www.ewtn.com










SANTO DOMINGO DE LA CALZADA

Nació en Viloria, Álava, en una humilde familia. Un día, mientras pastoreaba sus ovejas a las orillas del Ebro, oyó la voz de Dios que le llamaba a su servicio. Acudió al monasterio de San Millán de la Cogolla, pero no fue admitido. Tampoco en Santa María de Valvanera, por lo que se decidió por la vida eremítica. Y en los montes que rodean al San Lorenzo, pasó cinco años dedicado a la oración y penitencia.
En la Edad Media cobró gran auge—junto con Roma y Jerusalén— la peregrinación a Santiago de Compostela, nuestro santo se convirtió en el buen samaritano, el ángel protector de los romeros a Santiago, mejorar los caminos, preparar albergues, movido únicamente por su deseo de ayudar a los peregrinos. Construyó primero una ermita dedicada a Santa Maria desde la que exploraba el horizonte para acudir en ayuda de cualquier prójimo en apuros, y más adelante, un albergue, donde funge de albañil y enfermero. Luego busca recursos y levanta el famoso puente sobre el Oja, que todavía subsiste, tras diez siglos, y años más tarde tala montes y construye una calzada, que actualmente lleva su apellido. Muchos al ver su esfuerzo y los frutos de su obra, deciden colaborar con él, naciendo la ciudad de Santo Domingo de la Calzada.
San Juan de Ortega y Santo Domingo de Silos, que lo conocieron, indicaron las múltiples obras de caridad llevadas a cabo durante más de sesenta años por este benefactor insigne de la humanidad.