22 de marzo de 2020

NO ME OLVIDO DE VOSOTROS

Aunque ya ha pasado más de una semana de nuestro confinamiento en casa, no quería dejar pasar la oportunidad de ponerme en contacto con vosotros a través de este medio.

En primer lugar, mi deseo es que todos os encontréis bien de salud.


Sé que estamos atravesando unos días difíciles, y aún no sabemos con certeza cuántos días más permaneceremos en casa. Así que, os recomiendo muchísima paciencia. Recordad que ahora tenemos tiempo para hacer todas esas cosas que siempre posponemos, como leer algún libro que teníamos olvidado, pintar, hacer deporte, ayudar a las tareas de casa… Sí, todas estas cosas están muy bien, pero creo que la más importante es la de pasar más tiempo en familia; el colegio, el trabajo y las actividades extraescolares muchas veces nos quitan tiempo de estar juntos así que aprovechad para hablar más y conoceos mejor, los juegos de mesa siempre son una buena opción y podéis compartir todo aquello que os gusta o ilusiona con las personas que más nos quieren.
Dicho todo esto, y como vuestra profesora de religión, os recuerdo que no podéis dejar de hacer tareas de la escuela ya que pueden pasar muchos días hasta que regresemos y no podéis perder el hilo de las asignaturas. Estoy segura que un ratito al día podéis dedicarlo a la escuela y después tendréis el resto de tiempo para hacer todo lo demás. Este curso va a ser complicado y entre todos debemos intentar que sea lo más normal posible. 
Ahora bien, la salud, ahora mismo es lo más importante. Por favor, sed responsables. Debemos seguir unos cuantos consejos básicos que todos conocemos como: lavarse muy bien las manos, estornudar y toser cubriéndose con el brazo y no con las manos, salir para lo imprescindible y permanecer en casa. Todo esto pasará, pero sólo si todos colaboramos. La mayoría de nosotros nos quedamos en casa para facilitarles el trabajo a todas esas personas que están luchando contra el virus como sanitarios, farmacéuticos, personal de supermercados, panaderos, policías, repartidores… Seguro que todos conocemos a alguna persona que esté trabajando muy duro estos días y ellos son los que se merecen esos aplausos que damos desde nuestras casas todos los días.
Quería terminar pidiéndoles que cuidéis mucho de vuestras familias, que sepáis ver y valorar la suerte que tenemos de vivir en un país con tantas facilidades ya que muchos niños como vosotros, han vivido o están viviendo verdaderos horrores. Nosotros sólo debemos quedarnos en casa. Y sobre todo recordad que todo saldrá bien porque no hay arcoiris sin un poco de lluvia.
Nos vemos muy pronto, Marina.
PD: Si necesitáis poneros en contacto conmigo, lo podéis hacer a través de los comentarios del blog, que aparece al final de cada entrada.








IV DOMINGO DE CUARESMA 2020 - CICLO A





El IV Domingo de Cuaresma nos invita a contemplar el relato del ciego de nacimiento. “Ver” y “creer” son para el evangelio según San Juan, y para toda vida cristiana, condiciones esenciales para el seguimiento de Jesús y el discipulado. En consecuencia, el primer desafío será aprender a ver la realidad, la historia y la persona como las ve Dios, ya que “el hombre ve las apariencias, pero Dios ve el corazón” (1Sam 16,7). El segundo desafío será aprender a no perder la fe en la realidad, la historia y la persona, comprometiéndose con ellas, es decir, viviendo “como hijos de la luz” (cf. Ef 5,8).






Lectura del santo evangelio según san Juan (9,1-41):

En aquel tiempo, al pasar Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento. Y escupió en tierra, hizo barro con la saliva, se lo untó en los ojos al ciego y le dijo: «Ve a lavarte a la piscina de Siloé (que significa Enviado).»
Él fue, se lavó, y volvió con vista. Y los vecinos y los que antes solían verlo pedir limosna preguntaban: «¿No es ése el que se sentaba a pedir?»
Unos decían: «El mismo.»
Otros decían: «No es él, pero se le parece.»
Él respondía: «Soy yo.»
Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. Era sábado el día que Jesús hizo barro y le abrió los ojos. También los fariseos le preguntaban cómo había adquirido la vista.
Él les contestó: «Me puso barro en los ojos, me lavé, y veo.»
Algunos de los fariseos comentaban: «Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado.»
Otros replicaban: «¿Cómo puede un pecador hacer semejantes signos?»
Y estaban divididos. Y volvieron a preguntarle al ciego: «Y tú, ¿qué dices del que te ha abierto los ojos?»
Él contestó: «Que es un profeta.»
Le replicaron: «Empecatado naciste tú de pies a cabeza, ¿y nos vas a dar lecciones a nosotros?»
Y lo expulsaron.
Oyó Jesús que lo habían expulsado, lo encontró y le dijo: «¿Crees tú en el Hijo del hombre?»
Él contestó: «¿Y quién es, Señor, para que crea en él?»
Jesús le dijo: «Lo estás viendo: el que te está hablando, ése es.»
Él dijo: «Creo, Señor.» Y se postró ante él.
Palabra del Señor
Evangelio Comentado por:
José Antonio Pagola
Jn (9,1-41)

OJOS NUEVOS



El relato del ciego de Siloé está estructurado desde la clave de un fuerte contraste. Los fariseos creen saberlo todo. No dudan de nada. Imponen su verdad. Llegan incluso a expulsar de la sinagoga al pobre ciego: «Nosotros sabemos que a Moisés le habló Dios». «Sabemos que ese hombre que te ha curado no guarda el sábado». «Sabemos que es pecador».
Por el contrario, el mendigo curado por Jesús no sabe nada. Solo cuenta su experiencia a quien le quiera escuchar: «Solo sé que yo era ciego y ahora veo». «Ese hombre me trabajó los ojos y empecé a ver». El relato concluye con esta advertencia final de Jesús: «Yo he venido para que los que no ven, vean, y los que ven, se queden ciegos».
A Jesús le da miedo una religión defendida por escribas seguros y arrogantes, que manejan autoritariamente la Palabra de Dios para imponerla, utilizarla como arma o incluso excomulgar a quienes sienten de manera diferente. Teme a los doctores de la ley, más preocupados por «guardar el sábado» que por «curar» a mendigos enfermos. Le parece una tragedia una religión con «guías ciegos» y lo dice abiertamente: «Si un ciego guía a otro ciego, los dos caerán al hoyo».
Teólogos, predicadores, catequistas y educadores, que pretendemos «guiar» a otros sin tal vez habernos dejado iluminar nosotros mismos por Jesús, ¿no hemos de escuchar su interpelación? ¿Vamos a seguir repitiendo incansablemente nuestras doctrinas sin vivir una experiencia personal de encuentro con Jesús que nos abra los ojos y el corazón?
Nuestra Iglesia no necesita hoy predicadores que llenen las iglesias de palabras, sino testigos que contagien, aunque sea de manera humilde, su pequeña experiencia del evangelio. No necesitamos fanáticos que defienden «verdades» de manera autoritaria y con lenguaje vacío, tejido de tópicos y frases hechas. Necesitamos creyentes de verdad, atentos a la vida y sensibles a los problemas de la gente, buscadores de Dios capaces de escuchar y acompañar con respeto a tantos hombres y mujeres que sufren, buscan y no aciertan a vivir de manera más humana ni más creyente.




Domingo del “Laetare”, Domingo de la alegría en Cuaresma


Nos viene muy bien recordar que este Domingo IV de Cuaresma es excepcional, así como el III Domingo de Adviento, pues se distinguen en algunas peculiaridades propias del tiempo.
La liturgia nos presenta en este día el domingo de “Laetare”, debido nada menos a la antífona de entrada de la misa, tomada del profeta Isaías 66,10-11: “Alégrate, Jerusalén, y que se reúnan cuantos la aman. Compartan su alegría los que estaban tristes, vengan a saciarse con su felicidad”.
Como vemos este tiempo litúrgico se ve marcado hoy por la alegría, ya que se acerca el tiempo de recordar y vivir nuevamente los Misterios de la Pasión Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo en Semana Santa. ¡Qué alegría! pero, ¿qué sería de nosotros si Él no hubiera muerto por nosotros?
Como decía anteriormente, al igual que el tercer Domingo de Adviento llamado del “Gaudete”, se rompe el esquema litúrgico de la Cuaresma con algunas anotaciones, por ejemplo:
1. Predomina el carácter alegre (litúrgicamente hablando).
2. Se usa el color rosáceo en los ornamentos, siempre que sea posible. Debido a que es intermedio entre el blanco de la Gloria y el morado de la penitencia.
3. Los ornamentos pueden ser más bellamente adornados.
4. Los diáconos que sirven en el altar, pueden utilizar dalmática de ese mismo color.
5. Se puede hacer uso del órgano.
Este Domingo “Laetare” nos hace la invitación a contemplar y mirar más allá de la triste realidad del pecado, mirando a Dios, fuente de infinita misericordia. Es la invitación a convertirnos de corazón a Dios, para mejor amarlo, cumpliendo sus mandamientos que nos hacen libres. No olvidemos que seguimos en Cuaresma aunque celebremos este domingo “laetare” tan particular. No significa un alto a nuestras privaciones y penitencias que cada unos nos hemos trazado en el inicio de este camino cuaresmal, sino que nos recuerda que detrás de la penitencia, está el deber de aborrecer el pecado de nuestras vidas, para así vivir en Gracia, que nos es dada por Dios en su insondable misericordia y amor de Padre.
No bajemos el listón de nuestro sincero esfuerzo por convertirnos, por hacer una buena confesión general de toda nuestra vida en este tiempo. Experimentemos la paz en nuestro corazón que el Señor quiere de nosotros, cantando con el salmo 136: “Tu recuerdo, Señor, es mi alegría”. 

SANTA MARÍA FRANCISCA


Nació en Nápoles (Italia) en 1715. Su padre era un tejedor, hombre de terrible mal genio. La mamá era una mujer extraordinariamente piadosa, la cual antes del nacimiento de la niña, ante los tratos tan violentos de su esposo y ante el misteriosos sueños que había tenido, le consultó el caso a San Francisco Jerónimo, el cual le profetizó que tendría una hija a la cual Dios le hablaría por medio de revelaciones.





SAN DANIEL PROFETA

Los datos acerca de este santo los sabemos por el libro de Daniel, en la S. Biblia. Pertenecía a una familia importante de Jerusalem. Era muy inteligente y estudioso y de agradable presencia. Cuando el rey Nabucodonosor invadió a Jerusalem se lo llevó prisionero a Babilonia junto con otros jóvenes. Al darse cuenta de las cualidades de este adolescente, Nabucodonosor lo hace instruir en todas las ciencias políticas y sociales de su país.
Los enemigos de la religión acusaron a Daniel porque tres veces cada día se arrodillaba en la azotea de su casa a adorar y rezar a Dios. En castigo fue echado al foso donde había leones sin comer. Pero Dios hizo el milagro de que los leones no lo atacaran, y esto hizo que el rey creyera en el verdadero Dios. El joven se abstenía de tomar bebidas alcohólicas y de consumir alimentos prohibidos por la Ley de Moisés, y Dios en cambio le concedió una inmensa sabiduría, con la cual logró escalar los más altos puestos de gobierno hasta llegar a ser primer ministro bajo los gobiernos de Nabucodonosor, Baltasar, Darío y Ciro.
A su gran sabiduría, a su habilidad para gobernar y a su santidad debe él que a pesar de los cambios de gobierno lograra conservar su cargo durante el reinado de cuatro reyes. Daniel recibió de Dios la gracia de revelar sueños y visiones. Daniel fue un profeta tan estimado que pudo corregir a los mismos jefes de gobierno de su tiempo y sus correcciones fueron recibidas con buena voluntad. Ante el pueblo apareció siempre como un hombre iluminado por Dios y de una conducta ejemplar y como un creyente de una profunda piedad y devoción.












¡¡ FELICIDADES A TODOS LOS QUE HOY CELEBRAN SU ONOMÁSTICA !!.