5 de abril de 2020

SEMANA SANTA 2020


"En el misterio pascual, Dios Padre, por medio del Hijo en el Espíritu Paráclito, se ha inclinado sobre cada hombre ofreciéndole la posibilidad de la redención del pecado y la liberación de la muerte". (Juan Pablo II)
Este 2020, la Semana Santa comenzará con el Domingo de Ramos el 5 de abril y terminará con el Domingo de Resurrección el 12 de abril.

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DOMINGO DE RAMOS 2020

Experto explica la liturgia del Domingo de Ramos y los cambios por el coronavirus




La Iglesia celebra hoy el Domingo de Ramos en la Pasión del Señor y da comienzo a la Semana Santa que este año, debido a la situación de emergencia sanitaria por la epidemia del coronavirus COVID-19, tendrá unas características particulares para evitar la propagación de la enfermedad.
D. Salvador Aguilera López, sacerdote de la Archidiócesis Primada de Toledo, licenciado en teología litúrgica por la Universidad Eclesiástica de San Dámaso de Madrid, España, explicó a ACI Prensa el significado de la liturgia de este día y cómo se va a celebrar este año bajo la emergencia por el coronavirus.
En primer lugar, expuso el motivo por el que recibe el nombre de “Domingo de Ramos en la Pasión del Señor”: “La primera parte del título hace referencia a los ramos que llevan los fieles en la procesión, conmemorando así la entrada del Señor en Jerusalén y simbolizando el triunfo regio que Cristo ha obtenido al morir en la Cruz. La segunda parte, subraya el nexo intrínseco que hay entre ambos aspectos del misterio pascual: pasión y gloria; ya que como dice san Pablo: ‘si sufrimos con Él, seremos también glorificados con Él’ (Rom 8, 17)”.
Sobre este nexo, D. Salvador citó el inicio de la homilía del Papa el Domingo de Ramos del 14 de abril de 2019 en la Plaza de San Pedro: “El Papa Francisco comenzaba su homilía describiendo los dos momentos característicos de esta celebración, es decir, la procesión y la lectura solemne de la Pasión, señalando el contraste que hay entre estas dos partes: ‘Las aclamaciones de la entrada en Jerusalén y la humillación de Jesús; los gritos de fiesta y el ensañamiento feroz’”.
El sacerdote experto en liturgia hizo hincapié, de nuevo, en que dichos nexos los volvemos a encontrar también en la eucología de la Misa: “en la oración colecta le pedimos al Padre que imitemos el ejemplo de humildad de nuestro Salvador y aprendamos las enseñanzas de su Pasión para participar así de su Resurrección gloriosa”.
“Nuevamente aparece en el Prefacio: Cristo, siendo inocente, se dignó padecer por los impíos y ser condenado injustamente en lugar de los malhechores, para borrar con su muerte nuestros delitos y alcanzarnos la salvación al resucitar”.
En cuanto a la procesión que precede la Celebración Eucarística, el liturgista dice que: “dicha procesión quiere ser una mímesis o imitación de la entrada del Hijo de Dios en Jerusalén los días previos a su pasión redentora”.
Para ello, “el Misal Romano nos ofrece tres formas: procesión, entrada solemne y entrada simple. La forma primera o procesión es la más conocida o usada: en una iglesia o menor u otro lugar se reúnen el sacerdote y los fieles y, tras asperjar con agua bendita los ramos, se proclama el evangelio de la entrada del Señor; tras una breve homilía, comienza la procesión hacia la iglesia en la que se va a celebrar la Eucaristía.”.
Junto a esta primera formula el Misal Romano incluye otras dos descritas por D. Salvador de la siguiente manera: “La forma segunda o entrada solemne se usa cuando no es posible hacer la procesión fuera de la iglesia; por eso, antes de la Misa principal se reúnen el sacerdote y los fieles en el lugar donde se tiene la bendición de los ramos y, tras la proclamación del Evangelio, se inicia la procesión hacia el altar en el que se va a celebrar la Eucaristía”.
“La forma tercera o entrada simple se usa en las restantes misas de este domingo y consiste en que, mientras el sacerdote se dirige al altar, tiene lugar un canto que haga alusión a la entrada del Señor en Jerusalén; por tanto, sin bendición de ramos, sin proclamación del Evangelio ni procesión”.
Hay que tener en cuenta, dice el experto en liturgia, cuanto señalan las normas emanadas por la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos “En tiempo de Covid-19” (del 19 y 25 de marzo) con respecto al Domingo de Ramos: “La Conmemoración de la Entrada del Señor en Jerusalén se celebrará en el interior del edificio sagrado: en las iglesias catedrales se adoptará la forma segunda o entrada solemne y en las iglesias parroquiales y en los demás lugares, la forma tercera o entrada simple; por tanto, la forma primera o procesión no tendrá lugar este año”.
En la Liturgia de la Palabra de este día “se nos ofrece como primera lectura el tercer cántico del Siervo (Is 50, 4-7): ‘No escondí el rostro ante ultrajes, sabiendo que no quedaría defraudado’. La respuesta orante en el Salmo responsorial es: ‘Dios mío, Dios mío. ¿Por qué me has abandonado?’, el grito que escuchamos de labios de Jesús en la Cruz. La segunda lectura está tomada de la carta del apóstol San Pablo a los Filipenses (2, 6-11): ‘Cristo Jesús se humilló a sí mismo, por eso Dios lo levantó sobre todo’”.
La particularidad de la Liturgia de la Palabra, destaca el sacerdote, es esta: “Mientras que, en todas las celebraciones eucarísticas del año, la proclamación del Evangelio la hace el diácono o el sacerdote, el Domingo de Ramos y el Viernes Santo se hace de un modo diferente”.
“Serán tres los que hagan la lectura de la Historia de la Pasión del Señor que, aun siendo una proclamación solemne, no irá acompañada de cirios, ni de incienso, ni de la salutación inicial, ni de la asignación del libro y ni siquiera del beso del mismo al final”. Además, destacó “que en el Domingo de Ramos se lee la Pasión según los evangelios sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas), mientras que la Pasión según san Juan se proclama el Viernes Santo”.
El último gesto llamativo que tienen en común las celebraciones del Domingo de Ramos en la Pasión del Señor y el Viernes Santo en la Pasión del Señor, dice don Salvador Aguilera López es que todos los fieles se arrodillan por unos instantes: “durante la lectura de la Historia de la Pasión del Señor, tras narrar la muerte de Cristo en la Cruz, todos los fieles se arrodillan y permanecen unos instantes en silencio. Este silencio ante la muerte de nuestro Redentor en la Cruz, tal como señala el Cardenal Robert Sarah: ‘transforma, purifica y da paz al hombre. Le permite estar en comunión con los sufrimientos y la muerte de Cristo, entrar plenamente en la vida divina’ (‘La fuerza del silencio’)”.


El papa Francisco ofició hoy la tradicional misa del Domingo de Ramos, que marca la entrada de la Semana Santa, en una basílica de San Pedro desierta debido a la pandemia de coronavirus (COVID-19).
El pasado 15 de marzo, el Vaticano anunció que todas las celebraciones litúrgicas de Pascua se llevarían a cabo "sin la presencia física de los fieles" en la plaza de San Pedro.
Así, este domingo, el pontífice bendijo los ramos en una basílica vacía, salvo por unos pocos religiosos y religiosas, sentados cada uno en un banco.

¿QUÉ CELEBRAMOS EL DOMINGO DE RAMOS?


Con el Domingo de Ramos comienza la Semana Santa. En esta ocasión se recuerda la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén en medio de una multitud que lo aclamó como el Mesías.
Si bien este año las circunstancias son especiales por la pandemia del coronavirus COVID-19, el Domingo de Ramos se caracteriza por la bendición de las palmas, la procesión, la Misa y la lectura del relato de la Pasión durante la Eucaristía.
Además, se entrecruzan las dos tradiciones litúrgicas que han dado origen a esta celebración: la de Jerusalén y la de Roma.
En la tradición litúrgica de Jerusalén se recuerda el gesto profético de Jesús siendo aclamado al ingresar como Rey de Paz y el Mesías y después condenado para el cumplimiento de las profecías.
El Evangelio de San Mateo narra que la gente alfombraba el camino por el que pasaría Cristo y gritaba: "Bendito el que viene como Rey en nombre del Señor. Paz en el cielo y gloria en lo alto".
Los fieles que participan en la procesión, tradición que data del siglo IV en Jerusalén, deben llevar en las manos ramos de palma, olivos u otros árboles, y entonar cantos adecuados. Los sacerdotes y los ministros, llevando también ramos, deben marchar delante del pueblo.
La bendición de los ramos y palmas tiene lugar antes de la procesión. También se debe instruir a los fieles cristianos a que conserven en sus casas, junto a las cruces o cuadros religiosos, los ramos bendecidos como recuerdo de la victoria pascual del Señor Jesús.
La segunda tradición litúrgica es la de Roma, la cual nos invita a entrar conscientemente en la Semana Santa de la Pasión gloriosa y amorosa de Cristo, anticipando la proclamación del misterio en el Evangelio de Mateo (26:14-27:66).
Para el bien espiritual de los fieles, conviene que se lea por entero la narración de la Pasión y que no se omitan las lecturas que la preceden. Terminada la lectura de la Pasión no debe omitirse la homilía.
Debido a la situación extraordinaria de la pandemia mundial del coronavirus, la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos publicó un decreto el 25 de marzo, donde se establece que los Obispos y los presbíteros de los países afectados por el Covid-19 celebren los ritos de la Semana Santa sin la presencia física del pueblo y “en un lugar adecuado, evitando la concelebración y omitiendo el saludo de paz”.
En cuanto a la celebración del Domingo de Ramos, se establece que “la Conmemoración de la Entrada del Señor en Jerusalén se celebre en el interior del edificio sagrado; en las iglesias catedrales se adopte la segunda forma prevista del Misal Romano; en las iglesias parroquiales y en los demás lugares, la tercera”.
En cuanto a las “expresiones de piedad popular y las procesiones" de la Semana Santa y del Triduo Pascual, se señaló que "podrán ser trasladadas a otros días convenientes", como "por ejemplo, el 14 y 15 de septiembre", a juicio del Obispo diocesano.
Además, el decreto indicó a las Conferencias Episcopales y cada una de las diócesis que “no dejen de ofrecer subsidios para ayudar en la oración familiar y personal” y que “los seminarios, las residencias sacerdotales, los monasterios y las comunidades religiosas también se atengan a las indicaciones del presente Decreto”.
Por ello, la Oficina de Prensa del Vaticano indicó que en el Domingo de Ramos, a realizarse el 5 de abril, el Santo Padre celebrará la Santa Misa de la Conmemoración de la entrada del Señor en Jerusalén, en el Altar de la Cátedra en la Basílica de San Pedro a las 11:00 a.m. (hora de Roma), pero sin la presencia física de los fieles. La celebración será transmitida en vivo a través de las redes sociales de ACI Prensa y EWTN Español.