31 de marzo de 2020

SAN BENJAMÍN, MÁRTIR


El rey Yezdigerd, hijo de Sapor II puso fin a la cruel persecución de los cristianos que había sido llevado al cabo en Persia durante el reinado de su padre. Sin embargo, el obispo Abdas con un celo mal entendido incendio el Pireo o templo del fuego, principal objeto del culto de los persas. El rey amenazó con destruir todas las iglesias de los cristianos, a menos que el obispo reconstruyera el templo, pero éste se rehusó a hacerlo; el rey lo mandó a matar e inició una persecución general que duró 40 años. Uno de los primeros mártires fue Benjamín, diácono. Después de que fuera golpeado, estuvo encarcelado durante un año, pero obtuvo su libertad gracias al embajador del Constantinopla y prometiendo bajo su responsabilidad que el santo se abstendría de hablar acerca de su religión. Sin embargo, Benjamín declaró que él no podía cumplir tal condición y, no perdió la oportunidad de predicar el Evangelio. Fue de nuevo aprehendido y llevado ante el rey, quien lo sometió a crueles torturas, siendo luego decapitado.





30 de marzo de 2020

SAN JUAN CLÍMACO


El apellido de este santo proviene de un libro famoso que él escribió y que llegó a ser inmensamente popular y sumamente leído en la Edad Media. El nombre de tal libro era "Escalera para subir al cielo". Y eso mismo en griego se dice "Clímaco".



29 de marzo de 2020

V DOMINGO DE CUARESMA 2020 - CICLO A

V Domingo de Cuaresma – Ciclo A29 de Marzo de 2020

Lectura del santo evangelio según san Juan (11,1-45):

En aquel tiempo, las hermanas de Lázaro mandaron recado a Jesús, diciendo: «Señor, tu amigo está enfermo.»
Jesús, al oírlo, dijo: «Esta enfermedad no acabará en la muerte, sino que servirá para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.»
Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro. Cuando se enteró de que estaba enfermo, se quedó todavía dos días en donde estaba.
Sólo entonces dice a sus discípulos: «Vamos otra vez a Judea.»
Cuando Jesús llegó, Lázaro llevaba ya cuatro días enterrado. Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedaba en casa.
Y dijo Marta a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá.»
Jesús le dijo: «Tu hermano resucitará.»
Marta respondió: «Sé que resucitará en la resurrección del último día.»
Jesús le dice: «Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?»
Ella le contestó: «Sí, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo.»
Jesús sollozó y, muy conmovido, preguntó: «¿Dónde lo habéis enterrado?»
Le contestaron: «Señor, ven a verlo.»
Jesús se echó a llorar. Los judíos comentaban: «¡Cómo lo quería!»
Pero algunos dijeron: «Y uno que le ha abierto los ojos a un ciego, ¿no podía haber impedido que muriera éste?»
Jesús, sollozando de nuevo, llega al sepulcro. Era una cavidad cubierta con una losa.
Dice Jesús: «Quitad la losa.»
Marta, la hermana del muerto, le dice: «Señor, ya huele mal, porque lleva cuatro días.»
Jesús le dice: «¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?»
Entonces quitaron la losa.
Jesús, levantando los ojos a lo alto, dijo: «Padre, te doy gracias porque me has escuchado; yo sé que tú me escuchas siempre; pero lo digo por la gente que me rodea, para que crean que tú me has enviado.»
Y dicho esto, gritó con voz potente: «Lázaro, ven afuera.»
El muerto salió, los pies y las manos atados con vendas, y la cara envuelta en un sudario.
Jesús les dijo: «Desatadlo y dejadlo andar.»
Y muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él.
Palabra del Señor
Evangelio Comentado por:
José Antonio Pagola
Jn (11,1-45)

UNA PUERTA ABIERTA

Estamos demasiado atrapados por el «más acá» para preocuparnos del «más allá». Sometidos a un ritmo de vida que nos aturde y esclaviza, abrumados por una información asfixiante de noticias y acontecimientos diarios, fascinados por mil atractivos que el desarrollo técnico pone en nuestras manos, no parece que necesitemos un horizonte más amplio que «esta vida» en la que nos movemos.
¿Para qué pensar en «otra vida»? ¿No es mejor gastar todas nuestras fuerzas en organizar lo mejor posible nuestra existencia en este mundo? ¿No deberíamos esforzarnos al máximo en vivir esta vida de ahora y callarnos respecto a todo lo demás? ¿No es mejor aceptar la vida con su oscuridad y sus enigmas, y dejar «el más allá» como un misterio del que nada sabemos?
Sin embargo, el hombre contemporáneo, como el de todas las épocas, sabe que en el fondo de su ser está latente siempre la pregunta más seria y difícil de responder: ¿qué va a ser de todos y cada uno de nosotros? Cualquiera que sea nuestra ideología o nuestra fe, el verdadero problema al que estamos enfrentados todos es nuestro futuro. ¿Qué final nos espera?
Peter Berger nos ha recordado con profundo realismo que «toda sociedad humana es, en última instancia, una congregación de hombres frente a la muerte». Por ello, es ante la muerte precisamente donde aparece con más claridad «la verdad» de la civilización contemporánea, que, curiosamente, no sabe qué hacer con ella si no es ocultarla y eludir al máximo su trágico desafío.
Más honrada parece la postura de personas como Eduardo Chillida, que en alguna ocasión se expresó en estos términos: «De la muerte, la razón me dice que es definitiva. De la razón, la razón me dice que es limitada».
Es aquí donde hemos de situar la postura del creyente, que sabe enfrentarse con realismo y modestia al hecho ineludible de la muerte, pero que lo hace desde una confianza radical en Cristo resucitado. Una confianza que difícilmente puede ser entendida «desde fuera» y que solo puede ser vivida por quien ha escuchado, alguna vez, en el fondo de su ser, las palabras de Jesús: «Yo soy la resurrección y la vida». ¿Crees esto?

27 de marzo de 2020

SAN JUAN DE EGIPTO

Exceptuando a San Antonio, ningún ermitaño del desierto adquirió; tan amplia fama como San Juan de Egipto, que fue consultado por emperadores y cuyas alabanzas fueron cantadas por San Jerónimo, Paladio, Casiano, San Agustín y muchos otros. Nació; en la bajada Tebaida, en Licópolis, siendo educado en el oficio de carpintero.
A la edad de 25 años decidió; abandonar el mundo y se puso bajo la guía de un anciano anacoreta, quien durante diez años, lo ejercitó en la obediencia y abnegación de sí mismo. El santo obedeció con humildad y sin replicar, por irracional que fuera la tarea que se le imponía, y continuó con este ejercicio hasta la muerte del anciano.
Se retiró a una cumbre de una escarpada colina, donde construyó tres celdas contiguas. Ahí permaneció hasta el final de sus días. Durante cinco días de la semana, hablaba con Dios, pero los sábados y domingos, las personas podían acercarse para oir sus instrucciones y consejos espirituales.
San Juan no fundó ninguna congregación, pero se le considera como el Padre de todos los ascetas, y cuando sus visitantes llegaron a ser tan numerosos, fue necesario construir mas celdas para recibirlos.
También fue especialmente famoso por sus profecías, milagros, su poder de leer los pensamientos y de descubrir los pecados secretos de aquellos que lo visitaban.
Falleció a la edad de 90 años, mientras estaba de rodillas orando con el Padre Celestial.



26 de marzo de 2020

REZO Y BENDICIÓN URBI ET ORBI

La Conferencia Episcopal Española anima a unirse a la oración que presidirá el papa Francisco el viernes 27 de marzo de 2020. El Santo Padre presidirá a las 18.00 horas (hora local) un momento de oración en la Plaza de San Pedro. Se trata de un gesto con el que quiere universalizar la oración para luchar contra la pandemia del coronavirus. La retransmisión podrá seguirse por TRECE y COPE.es
“Escucharemos la Palabra de Dios, elevaremos nuestra súplica, adoraremos al Santísimo Sacramento, con el que al final daré la bendición Urbi Et Orbi, a la que se adjuntará la posibilidad de recibir indulgencia plenaria”, ha resaltado el Pontífice.
“En estos días en los que la humanidad tiembla con la amenaza de la pandemia, me gustaría proponer a todos los cristianos que unan sus voces“, ha dicho el Papa momentos después del rezo del Ángelus.
El objetivo del Papa con esta cita es que todos nos mantengamos unidos en estos momentos difíciles: “Queremos responder a la pandemia del virus con la pandemia de oración, compasión, ternura“, ha destacado.





SAN BRAULIO DE ZARAGOZA


Se desconoce la cuna, niñez y juventud del santo, pero consta que ya en el año 626 es obispo de Zaragoza. Participó en la corriente de pensamiento y acción isidoriana que tanto influyó en la cultura de su época y aún en tiempos posteriores.
De hecho, fue discípulo de san Isidoro, obispo, escritor y doctor de la Iglesia (c. 560-636).
Le insistió para que acabara las Etimologías, la conocida y más famosa e importante obra de san Isidoro, donde se recoge el saber antiguo tomado indiscriminadamente de escritores tanto paganos como cristianos y que consta de veinte libros que fueron obligado libro de texto en las escuelas medievales, y cauce de transmisión del saber antiguo.
La división de toda la obra y sus títulos se deben a san Braulio.
Estuvo presente en los concilios V (636) y VI (638) de Toledo que fueron convocados para fortalecer la autoridad real y donde se resolvieron determinadas cuestiones de régimen eclesiástico y litúrgicas.
En estos concilios se contribuyó a elaborar también el sistema de elección de los reyes por los obispos y magnates y llegó a ratificarse la imposibilidad de ser elegido rey alguien que no perteneciera a la nobleza goda.
Se le atribuyen también a san Braulio las Actas de los mártires de Zaragoza.
Ejerció el santo una notable influencia entre los reyes del tiempo intentando suavizar las leyes con espíritu cristiano y procurando potenciar la unidad del reino.
Por ejemplo con Chindasvinto -rey que fue elegido por la nobleza al considerarlo fácilmente manipulable debido a su gran ancianidad- cuando dicta leyes muy severas contra los magnates traidores que rompieran su juramento de lealtad al rey, llegando a decretar la deportación, la reducción a la esclavitud de sus familias y la confiscación de sus bienes.
De la misma manera, mostró también influjo decisivo en el rey Recesvinto, que reprimió la rebelión del noble Troya, cuando ponía sitio a la ciudad de Zaragoza, el mismo año de la muerte de san Braulio.
La fiesta de este hombre que intervino fuertemente en la vida eclesiástica, política y social de su tiempo es el 26 de marzo ya que murió en este día del año 651.
Oración
Señor, tú que colocaste a san Braulio en el número de los santos pastores y lo hiciste brillar por el ardor de la caridad y de aquella fe que vence al mundo, haz que también nosotros, por su intercesión, perseveremos firmes en la fe y arraigados en el amor y merezcamos así participar de su gloria. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.




25 de marzo de 2020

SOLEMNIDAD DE LA ANUNCIACIÓN

Esta gran fiesta tomó su nombre de la buena nueva anunciada por el arcángel Gabriel a la Santísima Virgen María, referente a la Encarnación del Hijo de Dios. Era el propósito divino dar al mundo un Salvador, al pecador una víctima de propiciación, al virtuoso un modelo, a esta doncella -que debía permanecer virgen- un Hijo y al Hijo de Dios una nueva naturaleza humana capaz de sufrir el dolor y la muerte, afín de que El pudiera satisfacer la justicia de Dios por nuestras transgresiones.
El mundo no iba a tener un Salvador hasta que Ella hubiese dado su consentimiento a la propuesta del ángel. Lo dio y he aquí el poder y la eficacia de su Fe. En ese momento, el misterio de amor y misericordia prometido al género humano miles de años atrás, predicho por tantos profetas, deseado por tantos santos, se realizó sobre la tierra. En ese instante el alma de Jesucristo producida de la nada empezó a gozar de Dios y a conocer todas las cosas, pasadas, presentes y futuras; en ese momento Dios comenzó a tener un adorador infinito y el mundo un mediador omnipotente y, para la realización de este gran misterio, solamente María es acogida para cooperar con su libre consentimiento.








24 de marzo de 2020

SANTA CATALINA DE SUECIA


Santa Catalina de Suecia, llamada también Santa Catalina de Vadstena, nació hacia 1331, de padres nobles y cristianos. Era la cuarta entre los ocho hijos del príncipe Ulf Gudinarsson y de su esposa Birgitta Birgesdotter, que no es otra que Santa Brígida, cuya festividad celebra la Iglesia el día 9 de octubre.






SEMBRADORES DE ESPERANZA


La Jornada por la vida nos invita a ser sembradores de esperanza, paz y alegría




El 25 de marzo de 2020, solemnidad de la Encarnación del Señor, se celebra la Jornada por la Vida. Este año se ha elegido el lema “Sembradores de esperanza”, título del documento que presentó el pasado mes diciembre la Subcomisión Episcopal para la Familia y la Defensa de la Vida sobre cómo acoger, proteger y acompañar la etapa final de esta vida.
Los obispos de la Subcomisión Episcopal para la Familia y Defensa de la Vida, ante la situación de pandemia por el coronavirus, añaden una nota complementaria al mensaje habitual que ya habían hecho público. “La celebración de la Encarnación de Nuestro Señor Jesucristo tendrá este año una motivación especial”, afirman. Y recuerdan que “hay una razón para no perder la alegría profunda y la esperanza: <El Señor está contigo>”. “En las actuales circunstancias, -continúan- los cristianos debemos seguir siendo en nuestro entorno –con nuestra palabra y ejemplo- sembradores de esperanza, paz y alegría”.
Los obispos se dirigen a las familias, “es momento de cuidarnos unos a otros y de practicar la misericordia (empezando por esa maravillosa obra de misericordia que nos llama a “sufrir con paciencia los defectos del prójimo”) dentro de la familia y con los más cercanos”. Y a los sacerdotes, que en esta Jornada por la vida son sembradores de Esperanza “disponibles a atender las necesidades espirituales de los que se lo pidan y lo necesiten”. “El sacerdote, al igual que Jesucristo, no puede retirarse, ni esconderse ante la cruz, sino que manifiesta a la sociedad que la Iglesia también sale con ellos favoreciendo la vida”, puntualizan.
“Un <sí a la vida> lo dicen aquellos miembros de la Iglesia, especialmente los religiosos y religiosas y tantas personas que siguen manteniendo la acción caritativa”, recuerdan también los obispos. “Ellos hacen posible -precisan- que no se queden desasistidos durante el confinamiento “los de siempre”, como unos descartados, sino que hay una Iglesia que tiene cuidado de que nadie se quede fuera, abandonado y descontado de la lista de los hermanos”.
Además, en esta Jornada de la vida “tenemos que tener muy presente, de manera muy especial, a todo el personal sanitario, que está sembrando la esperanza con su entrega y buen hacer”.
Por último, pedimos al Señor por todos aquellos sacerdotes, diáconos, voluntarios, personal sanitario, miembros de las Fuerzas de Seguridad del Estado y trabajadores y servidores públicos que han sido contagiados y han dado su vida por ayudar a los demás. Todos vosotros sois los grandes sembradores de la Esperanza Cristiana que nos habla de un cielo nuevo y una tierra nueva donde no exista el llanto, el luto ni el dolor y nos alienta a renovar nuestra confianza en Dios y recordar una y otra vez que el sentido de nuestra vida es la esperanza en su salvación.
“Sembradores de esperanza”
25 de marzo de 2020


OREMOS JUNTOS



Rezo del rosario y consagración al Inmaculado Corazón de María




La Conferencia Episcopal Española se ha unido a la convocatoria de la Conferencia Episcopal de Portugal para el rezo del Rosario que tendrá lugar el próximo miércoles día 25 de marzo, Solemnidad de la Anunciación del Señor, en Fátima a las 19.30 h. por las víctimas del coronavirus, sus familiares, personal sanitario, etc. El acto estará presidido por el obispo de Fátima, Card. António dos Santos Marto, vicepresidente de la Conferencia Episcopal de Portugal.
Al finalizar el rezo del santo Rosario, el Cardenal obispo de Fátima hará la consagración de toda la península Ibérica, España y Portugal, y sus respectivas islas al Sagrado Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de María, a la que se tiene una devoción arraigada en tantas diócesis.


OREMOS JUNTO AL PAPA






25 de marzo: rezo del Padre Nuestro mundial




El papa Francisco ha invitado a todos los cristianos a rezar un Padre Nuestro mundial el próximo miércoles 25 de marzo. Se trata de un gesto con el que quiere universalizar la oración para luchar contra la pandemia del coronavirus.
“En estos días en los que la humanidad tiembla con la amenaza de la pandemia, me gustaría proponer a todos los cristianos que unan sus voces“, ha dicho el Papa momentos después del rezo del Ángelus.
Además, dos días después, el viernes 27, el Papa presidirá a las 18 (hora local) un momento de oración en la Plaza de San Pedro. “Escucharemos la Palabra de Dios, elevaremos nuestra súplica, adoraremos al Santísimo Sacramento, con el que al final daré la bendición Urbi Et Orbi, a la que se adjuntará la posibilidad de recibir indulgencia plenaria”, ha resaltado el Pontífice.
El objetivo del Papa con estas dos citas es que todos nos mantengamos unidos en estos momentos difíciles: “Queremos responder a la pandemia del virus con la pandemia de oración, compasión, ternura“, ha destacado.
Asimismo, este fin de semana Francisco ha rezado el Ángelus desde la Sala de la Biblioteca vaticana. Más tarde, se ha asomado por la ventana del palacio apostólico para saludar a una Plaza de San Pedro totalmente vacía, ya que, el Vaticano prohibió la entrada a los fieles hasta el 3 de abril como medida de prevención para evitar contagios.



23 de marzo de 2020

SANTO TORIBIO DE MOGROVEJO


Nació en Mayorga, España, en 1538.
Los datos acerca de este Arzobispo, personaje excepcional en la historia de Sudamérica, producen asombro y maravilla.
Los historiadores dicen que Santo Toribio fue uno de los regalos más valiosos que España le envió a América. Las gentes lo llamaban un nuevo San Ambrosio, y el Papa Benedicto XIV dijo de él que era sumamente parecido en sus actuaciones a San Carlo Borromeo, el famoso Arzobispo de Milán.



22 de marzo de 2020

NO ME OLVIDO DE VOSOTROS

Aunque ya ha pasado más de una semana de nuestro confinamiento en casa, no quería dejar pasar la oportunidad de ponerme en contacto con vosotros a través de este medio.

En primer lugar, mi deseo es que todos os encontréis bien de salud.


Sé que estamos atravesando unos días difíciles, y aún no sabemos con certeza cuántos días más permaneceremos en casa. Así que, os recomiendo muchísima paciencia. Recordad que ahora tenemos tiempo para hacer todas esas cosas que siempre posponemos, como leer algún libro que teníamos olvidado, pintar, hacer deporte, ayudar a las tareas de casa… Sí, todas estas cosas están muy bien, pero creo que la más importante es la de pasar más tiempo en familia; el colegio, el trabajo y las actividades extraescolares muchas veces nos quitan tiempo de estar juntos así que aprovechad para hablar más y conoceos mejor, los juegos de mesa siempre son una buena opción y podéis compartir todo aquello que os gusta o ilusiona con las personas que más nos quieren.
Dicho todo esto, y como vuestra profesora de religión, os recuerdo que no podéis dejar de hacer tareas de la escuela ya que pueden pasar muchos días hasta que regresemos y no podéis perder el hilo de las asignaturas. Estoy segura que un ratito al día podéis dedicarlo a la escuela y después tendréis el resto de tiempo para hacer todo lo demás. Este curso va a ser complicado y entre todos debemos intentar que sea lo más normal posible. 
Ahora bien, la salud, ahora mismo es lo más importante. Por favor, sed responsables. Debemos seguir unos cuantos consejos básicos que todos conocemos como: lavarse muy bien las manos, estornudar y toser cubriéndose con el brazo y no con las manos, salir para lo imprescindible y permanecer en casa. Todo esto pasará, pero sólo si todos colaboramos. La mayoría de nosotros nos quedamos en casa para facilitarles el trabajo a todas esas personas que están luchando contra el virus como sanitarios, farmacéuticos, personal de supermercados, panaderos, policías, repartidores… Seguro que todos conocemos a alguna persona que esté trabajando muy duro estos días y ellos son los que se merecen esos aplausos que damos desde nuestras casas todos los días.
Quería terminar pidiéndoles que cuidéis mucho de vuestras familias, que sepáis ver y valorar la suerte que tenemos de vivir en un país con tantas facilidades ya que muchos niños como vosotros, han vivido o están viviendo verdaderos horrores. Nosotros sólo debemos quedarnos en casa. Y sobre todo recordad que todo saldrá bien porque no hay arcoiris sin un poco de lluvia.
Nos vemos muy pronto, Marina.
PD: Si necesitáis poneros en contacto conmigo, lo podéis hacer a través de los comentarios del blog, que aparece al final de cada entrada.








IV DOMINGO DE CUARESMA 2020 - CICLO A





El IV Domingo de Cuaresma nos invita a contemplar el relato del ciego de nacimiento. “Ver” y “creer” son para el evangelio según San Juan, y para toda vida cristiana, condiciones esenciales para el seguimiento de Jesús y el discipulado. En consecuencia, el primer desafío será aprender a ver la realidad, la historia y la persona como las ve Dios, ya que “el hombre ve las apariencias, pero Dios ve el corazón” (1Sam 16,7). El segundo desafío será aprender a no perder la fe en la realidad, la historia y la persona, comprometiéndose con ellas, es decir, viviendo “como hijos de la luz” (cf. Ef 5,8).






Lectura del santo evangelio según san Juan (9,1-41):

En aquel tiempo, al pasar Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento. Y escupió en tierra, hizo barro con la saliva, se lo untó en los ojos al ciego y le dijo: «Ve a lavarte a la piscina de Siloé (que significa Enviado).»
Él fue, se lavó, y volvió con vista. Y los vecinos y los que antes solían verlo pedir limosna preguntaban: «¿No es ése el que se sentaba a pedir?»
Unos decían: «El mismo.»
Otros decían: «No es él, pero se le parece.»
Él respondía: «Soy yo.»
Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. Era sábado el día que Jesús hizo barro y le abrió los ojos. También los fariseos le preguntaban cómo había adquirido la vista.
Él les contestó: «Me puso barro en los ojos, me lavé, y veo.»
Algunos de los fariseos comentaban: «Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado.»
Otros replicaban: «¿Cómo puede un pecador hacer semejantes signos?»
Y estaban divididos. Y volvieron a preguntarle al ciego: «Y tú, ¿qué dices del que te ha abierto los ojos?»
Él contestó: «Que es un profeta.»
Le replicaron: «Empecatado naciste tú de pies a cabeza, ¿y nos vas a dar lecciones a nosotros?»
Y lo expulsaron.
Oyó Jesús que lo habían expulsado, lo encontró y le dijo: «¿Crees tú en el Hijo del hombre?»
Él contestó: «¿Y quién es, Señor, para que crea en él?»
Jesús le dijo: «Lo estás viendo: el que te está hablando, ése es.»
Él dijo: «Creo, Señor.» Y se postró ante él.
Palabra del Señor
Evangelio Comentado por:
José Antonio Pagola
Jn (9,1-41)

OJOS NUEVOS



El relato del ciego de Siloé está estructurado desde la clave de un fuerte contraste. Los fariseos creen saberlo todo. No dudan de nada. Imponen su verdad. Llegan incluso a expulsar de la sinagoga al pobre ciego: «Nosotros sabemos que a Moisés le habló Dios». «Sabemos que ese hombre que te ha curado no guarda el sábado». «Sabemos que es pecador».
Por el contrario, el mendigo curado por Jesús no sabe nada. Solo cuenta su experiencia a quien le quiera escuchar: «Solo sé que yo era ciego y ahora veo». «Ese hombre me trabajó los ojos y empecé a ver». El relato concluye con esta advertencia final de Jesús: «Yo he venido para que los que no ven, vean, y los que ven, se queden ciegos».
A Jesús le da miedo una religión defendida por escribas seguros y arrogantes, que manejan autoritariamente la Palabra de Dios para imponerla, utilizarla como arma o incluso excomulgar a quienes sienten de manera diferente. Teme a los doctores de la ley, más preocupados por «guardar el sábado» que por «curar» a mendigos enfermos. Le parece una tragedia una religión con «guías ciegos» y lo dice abiertamente: «Si un ciego guía a otro ciego, los dos caerán al hoyo».
Teólogos, predicadores, catequistas y educadores, que pretendemos «guiar» a otros sin tal vez habernos dejado iluminar nosotros mismos por Jesús, ¿no hemos de escuchar su interpelación? ¿Vamos a seguir repitiendo incansablemente nuestras doctrinas sin vivir una experiencia personal de encuentro con Jesús que nos abra los ojos y el corazón?
Nuestra Iglesia no necesita hoy predicadores que llenen las iglesias de palabras, sino testigos que contagien, aunque sea de manera humilde, su pequeña experiencia del evangelio. No necesitamos fanáticos que defienden «verdades» de manera autoritaria y con lenguaje vacío, tejido de tópicos y frases hechas. Necesitamos creyentes de verdad, atentos a la vida y sensibles a los problemas de la gente, buscadores de Dios capaces de escuchar y acompañar con respeto a tantos hombres y mujeres que sufren, buscan y no aciertan a vivir de manera más humana ni más creyente.




Domingo del “Laetare”, Domingo de la alegría en Cuaresma


Nos viene muy bien recordar que este Domingo IV de Cuaresma es excepcional, así como el III Domingo de Adviento, pues se distinguen en algunas peculiaridades propias del tiempo.
La liturgia nos presenta en este día el domingo de “Laetare”, debido nada menos a la antífona de entrada de la misa, tomada del profeta Isaías 66,10-11: “Alégrate, Jerusalén, y que se reúnan cuantos la aman. Compartan su alegría los que estaban tristes, vengan a saciarse con su felicidad”.
Como vemos este tiempo litúrgico se ve marcado hoy por la alegría, ya que se acerca el tiempo de recordar y vivir nuevamente los Misterios de la Pasión Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo en Semana Santa. ¡Qué alegría! pero, ¿qué sería de nosotros si Él no hubiera muerto por nosotros?
Como decía anteriormente, al igual que el tercer Domingo de Adviento llamado del “Gaudete”, se rompe el esquema litúrgico de la Cuaresma con algunas anotaciones, por ejemplo:
1. Predomina el carácter alegre (litúrgicamente hablando).
2. Se usa el color rosáceo en los ornamentos, siempre que sea posible. Debido a que es intermedio entre el blanco de la Gloria y el morado de la penitencia.
3. Los ornamentos pueden ser más bellamente adornados.
4. Los diáconos que sirven en el altar, pueden utilizar dalmática de ese mismo color.
5. Se puede hacer uso del órgano.
Este Domingo “Laetare” nos hace la invitación a contemplar y mirar más allá de la triste realidad del pecado, mirando a Dios, fuente de infinita misericordia. Es la invitación a convertirnos de corazón a Dios, para mejor amarlo, cumpliendo sus mandamientos que nos hacen libres. No olvidemos que seguimos en Cuaresma aunque celebremos este domingo “laetare” tan particular. No significa un alto a nuestras privaciones y penitencias que cada unos nos hemos trazado en el inicio de este camino cuaresmal, sino que nos recuerda que detrás de la penitencia, está el deber de aborrecer el pecado de nuestras vidas, para así vivir en Gracia, que nos es dada por Dios en su insondable misericordia y amor de Padre.
No bajemos el listón de nuestro sincero esfuerzo por convertirnos, por hacer una buena confesión general de toda nuestra vida en este tiempo. Experimentemos la paz en nuestro corazón que el Señor quiere de nosotros, cantando con el salmo 136: “Tu recuerdo, Señor, es mi alegría”.