18 de noviembre de 2018

DEDICACIÓN DE LAS BASÍLICAS DE SAN PEDRO Y SAN PABLO - SANTA ROSA FILIPINA DUCHESNE


Cada 18 de noviembre la Iglesia celebra la dedicación de las Basílicas de los Apóstoles San Pedro y San Pablo, templos en Roma que contienen los restos de estos dos grandes del cristianismo y símbolos de la fraternidad y la unidad de la Iglesia.
La Basílica de San Pedro en el Vaticano fue construida sobre la tumba del Apóstol, que murió crucificado de cabeza. En el año 323 el emperador Constantino mandó a construir ahí la Basílica dedicada al que fue el primer Papa de la Iglesia.
La actual Basílica de San Pedro demoró 170 años en ser edificada. Se empezó con el Papa Nicolás V en el 1454 y fue terminada por el Papa Urbano VIII, quien la consagró un 18 de noviembre de 1626. Fecha que coincide con la consagración de la antigua Basílica.
Bramante, Rafael, Miguel Ángel y Bernini, famosos artistas de la historia, trabajaron en ella plasmando lo mejor de su arte.
La Basílica de San Pedro mide 212 metros de largo, 140 de ancho y 133 metros de altura en su cúpula. No hay templo en el mundo que le iguale en extensión.
La Basílica de San Pablo Extramuros es, después de San Pedro, el templo más grande de Roma. Surgió también por voluntad de Constantino. En 1823 fue destruida, casi en su totalidad, por un terrible incendio. León XIII inició su reconstrucción y fue consagrada el 10 de diciembre de 1854 por el Papa Pío IX.
Un dato interesante es que bajo las ventanas de la nave central y en las naves laterales, en mosaico, se encuentran los retratos de todos los Papas desde San Pedro hasta el actual, el Papa Francisco.
En el 2009, con motivo de esta celebración, el Papa Benedicto XVI dijo que “esta fiesta nos brinda la ocasión de poner de relieve el significado y el valor de la Iglesia. Queridos jóvenes, amad a la Iglesia y cooperad con entusiasmo en su edificación”.




Rosa Filipina Duchesne nació el 29 de agosto de 1769 en Grenoble, Francia. Fué bautizada en la iglesia de San Luis, y le dieron el nombre de San Felipe apóstol y el de Santa Rosa de Lima, primera santa del nuevo continente. Educada en el Convento de la Visitación de Ste. Marie-d'en-Haut, y atraída por la vita contemplativa, entró en ese monasterio a los 18 años.
La comunidad se dispersó durante la Revolución Francesa. Filipina regresó a su familia y se dedicó a cuidar a los presos y a todos los que sufrían. Intentó reconstruir el monasterio de Ste. Marie después del Concordato de 1801 con algunas compañeras, pero no lo logró. En 1804 Filipina oyó hablar de una nueva congregación, la Sociedad del Sagrado Corazón, y pidió a la fundadora Magdalena Sofía Barat ser admitida, ofreciendo su monasterio. La Madre Barat visitó Ste. Marie en 1804 y recibió a Filipina y sus compañeras como novicias en la Sociedad.
La vida contemplativa alimentó en Filipina el deseo de ir a las misiones. Atraída por la Eucaristía desde su juventud, pasó la noche de un Jueves Santo en oración. Escribió a la Madre Barat: «Pasé la noche entera en el Nuevo Continente llevando el Santísimo Sacramento por todas partes... Tenía que hacer tantos sacrificios: una madre, hermanas, parientes, mí montaña ... Cuando me diga: "Te envío", responderé en seguida: "Voy"». Sin embargo, tuvo que esperar otros 12 años.
En 1818 el sueño de Filipina se vió realizado. El Obispo del territorio de Louisiana buscaba una congregación de religiosas para ayudarle a evangelizar los niños franceses e indios de su diócesis, y Fílipina fue enviada a responder a esta llamada. En St. Charles, cerca de St. Louis, Missouri, fundó la primera casa de la Sociedad fuera de Francia, en una cabaña de troncos. Allí vivió todas las austeridades de la vida de frontera: frío extremo, trabajo duro, falta de dinero. Nunca llegó a aprender bien el inglés. Las comunicaciones eran muy lentas: a veces no le llegaban noticias de su querida Francia. Luchó por mantenerse estrechamente unida con la Sociedad del Sagrado Corazón en Francia.
Filipina y otras cuatro Religiosas del Sagrado Corazón trazaron un camino. En 1818 abrió la primera escuela gratuita al oeste del Mississippi. En 1828 había fundado ya seis casas. Estas escuelas eran para las jóvenes de Missouri y Louisiana. Las amó y trabajó para ellas, manteniendo siempre en el fondo de su corazón el anhelo de ir a los Indios americanos. Cuando Filipina tenía 72 años, se abrió una escuela para los Potowatomies en Sugar Creek, Kansas. Aunque muchos pensaban que Filipina estaba demasiado enferma para ir, el jesuita que dirigía la misión insistió: "Tiene que venir: quizás no podrá hacer mucho trabajo, pero con su oración alcanzará el éxito de la misión, y su presencia atraerá muchos favores del cielo para la obra".
Estuvo sólo un año entre los Potowatomies, pero su valor pionero no flaqueó, y sus largas horas de contemplación inspiraron a los indios el llamarla " La mujer que siempre reza ".
Su salud no pudo resistir el régimen de vida en el poblado. Volvió a St. Charles en julio de 1842, aunque su corazón valiente nunca perdió el deseo de las misiones. "Siento el mismo anhelo por las Montañas Rocosas que sentía en Francia cuando pedí venir a América ... ".
Filipina murió en St. Charles, Missouri, el 18 de noviembre de 1852, a la edad de 83 años. Fue beatificada el 12 de mayo de 1940 por Pío XII y canonizada par San Juan Pablo II el 3 de julio de 1988. Su fiesta se celebra cada 18 de noviembre.


SANTA ISABEL DE HUNGRÍA Y SAN ACISCLO Y SANTA VICTORIA

Su padre era rey de Hungría y fue hermano de Santa Eduvigis. Nacida en 1207, vivió en la tierra solamente 24 años, y fue canonizada apenas cuatro años después de su muerte. La Iglesia Católica ha visto en ella un modelo admirable de donación completa de sus bienes y de su vida entera a favor de los pobres y de los enfermos.
Cuando ella sólo tenía veinte años y su hijo menor estaba recién nacido, el esposo murió luchando en las Cruzadas. La Santa estuvo a punto de sucumbir a la desesperanza, pero luego aceptó la voluntad de Dios. Renunció a propuestas que le hacían para nuevos matrimonios y decidió que el resto de su vida sería para vivir totalmente pobre y dedicarse a los más pobres. Daba de comer cada día a 900 pobres en el castillo.
Un día, después de las ceremonias, cuando ya habían quitado los manteles a los altares, la santa se arrodilló ante un altar y delante de varios religiosos hizo voto de renunciar a todos sus bienes y de vivir totalmente pobre, como San Francisco de Asís hasta el final de su vida y de dedicarse por completo a ayudar a los más pobres. Cambió sus vestidos de princesa por un simple hábito de hermana franciscana. Cuando apenas iba a cumplir sus 24 años, el 17 de noviembre del año 1231, pasó de esta vida a la eternidad.
Los milagros que sucedieron en su sepulcro movieron al Sumo Pontífice a declararla santa, cuando apenas habían pasado cuatro años de su muerte, y además, Santa Isabel de Hungría fue declarada patrona de la Arquidiócesis de Bogotá.

SAN ACISCLO Y  SANTA VICTORIA



El origen de la huella de San Acisclo y Santa Victoria, patronos de Córdoba, sobre la ciudad están en los inicios del siglo IV, cuando se convirtieron en sus primeros mártires. La Fundación Santos Mártires de Córdoba, iniciativa de la diócesis que aglutina a distintos centros educativos, señala que en concreto fue «el 17 de noviembre de 313 cuando, según el acta que se conserva en la biblioteca del Convento de San Juan de los Reyes en Toledo, aunque existen autores que suponen que pudo ser en los años 204, 229 ó 311, San Acisclo fue degollado a las orillas del río, mientras que Santa Victoria fue asaetada en el anfiteatro romano» al no querer renunciar a la fe cristiana.
El historiador y articulista de ABC Córdoba Juan José Primo Jurado señalaba en un artículo publicado en este periódico el 14 de noviembre de 2010 que los adolescentes Acisclo y Victoria sufrieron su martirio a principios del siglo IV, condenados por el prefecto Dión durante la gran persecución a los cristianos del emperador Diocleciano.
Y reseñaba que, según la tradición, Minciana, ciudadana romana, recogió el cadáver de Victoria y lo llevó junto al de su hermano donde éste fue martirizado [a orillas del Guadalquivir], «construyéndose una basílica en tiempos finales del Imperio Romano, la cual perduraba en época visigoda». No en vano, relataba, en dicho artículo, que desde muy temprano se le comenzó a rendir culto oficial a San Acisclo
En el lugar de su martirio, contaba Primo Jurado en ABC Córdoba, se alzaría luego el convento de los Santos Mártires, «como tantos otros desaparecido con la desamortización de 1835». Sobre esos suelos, se levantó en 1881 la ermita neogótica de los Santos Mártires. En 1949 fue declarada Patrimonio Histórico Español.


FELICIDADES A TODOS LOS QUE HOY CELEBRAN SU ONOMÁSTICA. 
EN ESPECIAL FELICITAMOS A NUESTRAS MAESTRAS: CARMEN ISABEL DE 
4 AÑOS Y Mª ISABEL RABADÁN DE 6º

SANTA GERTRUDIS Y SANTA MARGARITA DE ESCOCIA

Religiosa benedictina alemana, de gran cultura filosófica y literaria, que destacó por su don de contemplación. Una de los primeros apóstoles del Sagrado Corazón de Jesús.

Nieta del rey Edmund Ironside de Inglaterra. 
Bisnieta-sobrina de San Esteban de Hungría.
Vivió ejemplarmente como madre y como reina.

        

SAN ALBERTO MAGNO


Cada 15 de noviembre la Iglesia celebra a San Alberto Magno, Doctor de la Iglesia y patrón de los estudiantes de ciencias naturales. Era considerado un gran doctor y experto, pero su prodigiosa memoria y su destacado espíritu científico se deben a un acuerdo con la Virgen María.
San Alberto nació en Lauingen (Alemania) alrededor del 1206. A los 16 años empezó a estudiar en la Universidad de Padua, donde conoció al Beato Jordán de Sajonia de la Orden de Santo Domingo y quien lo acompañó en su proceso para ingresar a los dominicos. Más adelante ocupó altos puestos como maestro en Alemania.
En París, centro intelectual de Europa Occidental de aquel entonces, obtiene su grado de profesor y se dice que eran tantos los estudiantes que asistían a sus clases que tuvo que enseñar en la plaza pública. Aquel lugar lleva su nombre y es la Plaza “Maubert”, que viene de “Magnus Albert”.
Fue elegido superior provincial de Alemania y posteriormente nombrado rector de una nueva universidad en Colonia. Allí tuvo como discípulo a otro grande de la Iglesia, Santo Tomás de Aquino.
Fue gran autoridad en filosofía, física, geografía, astronomía, mineralogía, alquimia (química), biología, etc. Así como en lo referente a Biblia y teología. Es el iniciador del sistema escolástico. No obstante, se mantenía humilde y sin dejar nunca la oración y los sacramentos.
En Roma llegó a ser teólogo y canonista personal del Papa. Luego sería ordenado Obispo de Regensburgo, servicio al que renunció tiempo después para dedicarse a formar y enseñar. En 1274 participó activamente en el II Concilio de Lyon.
Hasta aquí no cabe duda que se trataba de un intelectual fuera de lo común. Sin embargo en 1278, mientras daba clases, le falló súbitamente la memoria y perdió la agudeza del entendimiento. Entonces comprendió que su fin estaba por llegar.
San Alberto contó que siendo joven le costaban los estudios y una noche intentó huir del colegio donde estudiaba. Cuando llegó a la parte superior de una escalera colgada en la pared, se encontró con la Virgen María.
"Alberto, ¿por qué en vez de huir del colegio, no me rezas a mí que soy 'Casa de la Sabiduría'?  Si me tienes fe y confianza, yo te daré una memoria prodigiosa”, le dijo la Madre de Dios.
“Y para que sepas que si fui yo quien te la concedí, cuando ya te vayas a morir, olvidarás todo lo que sabías", añadió la Virgen. Esto se cumplió. Dos años más tarde, el Santo partió al Cielo muy apaciblemente, sin enfermedades y mientras conversaba con sus hermanos en Colonia.
“San Alberto Magno –dijo el Papa Benedicto XVI en el 2010– nos recuerda que entre ciencia y fe existe amistad, y que los hombres de ciencia pueden recorrer, mediante su vocación al estudio de la naturaleza, un auténtico y fascinante camino de santidad”.
Más información:

FELICIDADES A TODOS LOS QUE HOY CELEBRAN SU ONOMÁSTICA.


SAN DIEGO DE ALCALÁ

En este santo se cumple lo que decía San Pablo: que Dios escoge aquello que para el mundo no tiene valor, para hacer grandes obras en el campo espiritual.

SAN MARTÍN DE TOURS


El 11 de noviembre es fiesta de San Martín de Tours, un militar romano que compartió su capa con Cristo, hecho que popularizó la palabra “capilla” en el mundo cristiano. Él es patrono de la Guardia Suiza Pontificia, Francia y Buenos Aires (Argentina).

SAN LEÓN MAGNO

Lo llaman "Magno porque fue grande en obras y en santidad. Es el Pontífice más importante de su siglo.