El niño del Tambor
Blog Educativo: Religión Católica. CEIP Luis Palacios Valdepeñas (Cuidad Real)
21 de diciembre de 2013
Nochebuena y Navidad
El Adviento se clausura el 24 de diciembre con una solemne Vigilia que en la Liturgia, lo mismo que en la vida hogareña y social, es como el alboreo de la Pascua, la sonrisa inicial del Divino Infante, y el primer repique del interminable campaneo que ha de estallar en la “Misa del Gallo”, al oír cantar a los Ángeles: “¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad!”.
LA NAVIDAD
La Iglesia en su misión de ir por el mundo llevando la Buena Nueva ha querido dedicar un tiempo a profundizar, contemplar y asimilar el Misterio de la Encarnación del Hijo de Dios; a este tiempo lo conocemos como Navidad. Cerca de la antigua fiesta judía de las luces y buscando dar un sentido cristiano a las celebraciones paganas del solsticio de invierno, la Iglesia aprovechó el momento para celebrar la Navidad.
En este tiempo los cristianos por medio del Adviento se preparan para recibir a Cristo, “luz del mundo" (Jn 8, 12) en sus almas, rectificando sus vidas y renovando el compromiso de seguirlo. Durante el Tiempo de Navidad al igual que en el Triduo Pascual de la semana Santa celebramos la redención del hombre gracias a la presencia y entrega de Dios; pero a diferencia del Triduo Pascual en el que recordamos la pasión y muerte del Salvador, en la Navidad recordamos que Dios se hizo hombre y habitó entre nosotros.
Así como el sol despeja las tinieblas durante el alba, la presencia de Cristo irrumpe en las tinieblas del pecado, el mundo, el demonio y de la carne para mostrarnos el camino a seguir. Con su luz nos muestra la verdad de nuestra existencia. Cristo mismo es la vida que renueva la naturaleza caída del hombre y de la naturaleza. La Navidad celebra esa presencia renovadora de Cristo que viene a salvar al mundo.
La Iglesia en su papel de madre y maestra por medio de una serie de fiestas busca concientizar al hombre de este hecho tan importante para la salvación de sus hijos. Por ello, es necesario que todos los feligreses vivamos con recto sentido la riqueza de la vivencia real y profunda de la Navidad.
Por último, es necesario recordar que durante la Navidad celebramos en tres días consecutivos, 26, 27 y 28 de diciembre, tres fiestas que nos hacen presente la entrega total al Señor :
San Esteban, mártir que representa a aquellos que murieron por Cristo voluntariamente.
San Juan Evangelista, que representa aquellos que estuvieron dispuestos a morir por Cristo pero no los mataron. San Juan fue el único Apóstol que se arriesgó a estar con La Virgen al pie de la cruz.
Los Santos Inocentes que representan a aquellos que murieron por Cristo sin saberlo
20 de diciembre de 2013
16 de diciembre de 2013
Tercer Domingo de Adviento- Ciclo A
La Liturgia de este domingo nos impulsa a la alegría. La alegría cristiana tiene un sólido fundamento: el Señor esta cerca; viene a liberarnos del mal, a darnos animo, a sostener nuestra esperanza.
DOMINGO GAUDETE
1.- Así llamábamos a este domingo de Adviento cuando
decíamos las misas en latín. La antífona de entrada de la Eucaristía de la misa
de este domingo recoge estas palabras de la carta de San Pablo a los
filipenses: “Alegraos (gaudete) siempre en el Señor. Os lo repito: alegraos. El
Señor está cerca”. Es, pues, el domingo de la alegría con la que debemos los
cristianos esperar la venida del Señor, que ya está cerca. La esperanza
cristiana debe ser siempre una esperanza alegre, porque esperamos a Alguien que
sabemos que viene a salvarnos y porque estamos seguros que esta esperanza se
cumplirá. Muchas veces los cristianos no vivimos como personas alegres;
actuamos como personas tristonas, miedosas, pesimistas. Tenemos demasiado miedo
a la enfermedad, a la crisis económica, al fracaso social, a las dificultades
propias del momento. No se nos ve la alegría cristiana por ningún lado, no
damos testimonio de alegría cristiana porque nos falta la esperanza cristiana.
Muchas veces nuestra esperanza cristiana en el Dios que nos salva es sólo un
barniz litúrgico y ritual, con el que envolvemos nuestras reales y corrosivas
desesperanzas. Decimos, de palabra, que esperamos en Dios, que confiamos en él,
pero ante una dificultad un poco seria nos asustamos y actuamos como personas
sin esperanza, y, consecuentemente, sin alegría. Es evidente que nuestra
esperanza cristiana no nos dispensa de la precaución y de la lucha contra las
dificultades, más bien nuestra esperanza cristiana debe darnos fuerzas para
luchar y trabajar con más seguridad y con alegría. No se trata de una alegría
bulliciosa y exterior, sino de una alegría interior y espiritual, una alegría
que nos hace más fuertes, más equilibrados, menos insensatos y miedosos. A
vivir el Adviento con esta alegría cristiana es a lo que nos invitan las
lecturas de este domingo.
2.- Se alegrará con gozo y alegría. El profeta Isaías
exhorta al pueblo a mantener firme la esperanza en Dios, que vendrá a
salvarles: “mirad a vuestro Dios que trae el desquite; viene en persona,
resarcirá y os salvará”. Esta esperanza debe traducirse en gozo y alegría,
porque el final “verán la gloria del Señor, los ciegos verán, saltarán los
cojos y se abrirán los oídos del sordo”. Pero esta esperanza debe ser una
esperanza activa, comprometida: “los cobardes de corazón deben hacerse fuertes,
fortalecer las manos débiles, robustecer las rodillas vacilantes”. Este es el
mensaje para nosotros en este tiempo de Adviento: animados por la esperanza en
el Dios que viene a salvarnos, continuemos con fuerza interior y con alegría
espiritual nuestro camino de preparación para la Navidad.
3.- Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo. A la
pregunta de los discípulos de Juan sobre si Jesús es o no el Mesías que tenía
que venir, el mismo Jesús les responde diciéndoles que miren lo que están
viendo y oyendo. Si él está haciendo lo que el profeta Isaías dijo que haría el
Mesías, es que él es en realidad el Mesías. Las palabras pueden ser verdaderas
o falsas, pero los hechos son siempre lo que son. También a nosotros, a los
cristianos de este siglo XXI, la gente no nos va creer por lo que digamos, sino
por lo que hagamos. Si nuestra generosidad cura la ceguera de los ciegos, la
cojera de los cojos y la sordera de los sordos, seguro que la sociedad creerá
en nosotros. Nuestra sociedad necesita más el ejemplo de la generosidad y
caridad de la Iglesia, que la defensa teórica de sus dogmas y ritos. En estos
tiempos de crisis económica y de valores los cristianos debemos comportarnos de
tal manera que la gente vea y oiga que lo que estamos haciendo es atender a los
más pobres, ayudar a los más necesitados, defender a los últimos y humillados,
predicar la justicia evangélica y amar incondicionalmente a todas las personas.
Y que, además, lo estamos haciendo con alegría cristiana. Los que vean esto en
nosotros, seguro que empezarán a creer en nosotros.
7 de diciembre de 2013
Segundo Domingo de Adviento 2013- Ciclo A
En medio del Adviento se nos presenta esta gran fiesta de la Inmaculada Concepción que el pueblo cristiano celebra desde hace muchos siglos. Fue antes fiesta popular que conmemoración del propio Magisterio de la Iglesia. Eso hace más grande dicha fiesta y agasaja profundamente a María, la Madre de Jesús y Madre Nuestra. Por todo ello se entiende la prevalencia de la celebración de la Virgen ante el formulario del Domingo II de Adviento
Lc 1, 26-38: "He aquí la esclava del Señor, hágase en mi según tu Palabra"
FESTIVIDAD DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN
Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María
Si quieres conocer la historia del dogma de la Inmaculada Concepción, pincha en la imagen
El día de hoy, 8 de diciembre, la Iglesia Católica mundial celebra una gran solemnidad de la fe, se trata de la Inmaculada Concepción de María, en el que se afirma que María Santísima, madre de Jesús, nació limpia de toda mancha y del pecado original.
"Declaramos, pronunciamos y definimos que la doctrina que sostiene que la Santísima Virgen María, en el primer instante de su concepción, fue por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente en previsión de los méritos de Cristo Jesús, Salvador del genero humano, preservada inmune de toda mancha de culpa original, ha sido revelada por Dios, por tanto, debe ser firme y constantemente creída por todos los fieles."
Dogma proclamado por el Papa Pío IX, el 8 de diciembre de 1854, en la Bula Ineffabilis Deus.
Inmaculada quiere decir que, por los designios maravillosos de Dios, desde el momento en el que empezó la vida humana de María, fue llena de gracia y preservada del pecado, porque iba a ser la madre de Dios en la tierra y luego madre de toda la humanidad por mandato de Jesucristo en la Cruz.
Pero se trata de un misterio de fe que tenemos que comprender con nuestro corazón, María fue designada como Madre de Dios desde antes que el mundo comenzada, porque Dios todo lo sabe y todo lo conoce, y desde ese momento los ángeles del cielo la proclamaron como su madre. Es la designada por Dios para “aplastar la cabeza de la serpiente”, por lo tanto es María nuestra intercesora por la misericordia de su hijo Jesús.
Cuenta la historia que cuando fue declarado el dogma de la Inmaculada Concepción de María, en 1854, las 400 mil templos católicos del mundo en ese momento hicieron una gran fiesta en honor a la Virgen madre de todos los creyentes y madre de la Iglesia.
El amor que Dios mostró a María desde los inicios no tiene comparación, y el amor de María hacia Dios es el vivo ejemplo de lo que nosotros tenemos que tratar de imitar, se trata de un amor de madre, pero de corazón puro, de sometimiento a la voluntad divina, con la plena confianza que Dios hará justicia en el mundo.
1 de diciembre de 2013
Primer Domingo de Adviento 2013- Ciclo A
Mt 24, 37-44: “Estad en vela
para estar preparados”.
ENCENDEMOS PRIMERA VELA DE LA CORONA DE ADVIENTO
Tiempo de Adviento
El Adviento es el primer periodo del Año Litúrgico cristiano, que consiste en un
tiempo de preparación para el nacimiento de Cristo. Su duración puede variar de
21 a 28 días, dado que se celebran los cuatro domingos más próximos a la
festividad de Navidad. Los fieles lo consideran un tiempo de reflexión y de
perdón.
Durante
el Adviento, se coloca en las iglesias y también en algunos hogares una corona
de ramas de pino, llamada " Corona de Adviento", con cuatro velas, una por cada
domingo de este periodo. Hay una pequeña tradición en este Tiempo Litúrgico: a cada una de esas
cuatro velas se le asigna una virtud que hay que mejorar en esa semana, por
ejemplo:
- primera, el amor
- segunda, la paz
- tercera, la tolerancia
- cuarta, la fe.
LA SÍNTESIS DEL ADVIENTO EN UN DECÁLOGO
1.- Adviento es una palabra de etimología latina, que
significa “venida”.
2.- Adviento es el tiempo litúrgico compuesto por las
cuatro semanas que preceden a la Navidad como tiempo para la preparación al
Nacimiento del Señor.
3.- El adviento tiene como color litúrgico al morado que
significa penitencia y conversión, en este caso, transidas de esperanza ante la
inminente venida del Señor.
4.- El adviento es un periodo de tiempo privilegiado para
los cristianos ya se nos invita a recordar el pasado, vivir el presente y
preparar el futuro.
5.- El adviento es memoria del misterio de gracia del
nacimiento de Jesucristo. Es memoria de la encarnación. Es memoria de las
maravillas que Dios hace en favor de los hombres. Es memoria de la primera
venida del Señor. El adviento es historia viva.
6.- El adviento es llamada vivir el presente de nuestra
vida cristiana comprometida y a experimentar y testimoniar la presencia de
Jesucristo entre nosotros, con nosotros, por nosotros. El adviento nos
interpela a vivir siempre vigilantes, caminando por los caminos del Señor en el
justicia y en el amor. El adviento es presencia encarnada del cristiano, que
cada vez que hace el bien, reactualiza la encarnación y la natividad de
Jesucristo.
7.- El adviento prepara y anticipa el futuro. Es una
invitación a preparar la segunda y definitiva venida de Jesucristo, ya en la
“majestad de su gloria”. Vendrá como Señor y como Juez. El adviento nos hace
proclamar la fe en su venida gloriosa y nos ayuda a prepararnos a ella. El
adviento es vida futura, es Reino, es escatología.
8.- El adviento es tiempo para la revisión de la propia
vida a la luz de vida de Jesucristo, a la luz de las promesas bíblicas y
mesiánicas. El adviento es tiempo para el examen de conciencia continuado,
arrepentido y agradecido.
9.- El adviento es proyección de vida nueva, de
conversión permanente, del cielo nuevo y de la tierra nueva, que sólo se logran
con el esfuerzo nuestro -mío y de cada uno de las personas- de cada día y de
cada afán.
10.- El adviento es el tiempo de María de Nazaret que
esperó, que confío en la palabra de Dios, que se dejó acampar por El y en quien
floreció y alumbró el Salvador de mundo.
La lectura de la Biblia en el Ciclo A
Al comenzar un nuevo ciclo de lecturas para el año
litúrgico se introducen
matices nuevos provocados por la lectura de los textos
bíblicos
según los autores que se leen. En este ciclo se lee
fundamentalmente
el Evangelio de san Mateo. Si prestamos atención, el
evangelio
de san Mateo nos llevará a vivir más de cerca una lectura
eclesiológica de la vida cristiana, una mirada sobre
Cristo vivido
más de cerca en comunidad. Notaréis que contiene
abundantes
citas del Antiguo Testamento y cómo Cristo es la clave de
interpretación
de la Escritura.
Un aspecto original de este Ciclo A se da en la Cuaresma:
se leen los
tres evangelios que se utilizaban en los primeros siglos
de la Iglesia para
iluminar la última cuaresma de los catecúmenos que se
acercaban a la
celebración de la Iniciación Cristiana: Bautismo,
Confirmación y Eucaristía
celebrados en la Vigilia Pascual. Tres evangelios y tres
temas muy sugerentes
sacramentalmente: la
samaritana (el agua), el ciego de nacimiento (la luz) y la
resurrección de Lázaro (la vida).
No estamos siempre en lo mismo, la participación activa
de los fieles, en este
San Andrés
San Andrés Apóstol
30 de noviembre
El nombre “Andrés” (del griego Andreia, valentía o valor) como otros nombres griegos, parece haber sido común entre los judíos del segundo o tercer Siglo Antes de Cristo.
San Andrés, el Apóstol, hijo de Jonás, o Juan (Mateo, 16, 17; Juan, 1, 42), nació en Bethsaida de Galilea (Juan, 1, 44) ; fue el hermano de Simón Pedro (Mateo 10,2; Juan 1, 40), ambos fueron pescadores (Mateo 4, 18; Marcos 1, 16), y al comienzo de la vida pública de Nuestro Señor ocuparon la casa de Cafarnaúm (Marcos 1, 21, 29).
Desde el cuarto Evangelio aprendemos que Andrés fue discípulo del Bautista y de Juan el Evangelista para seguir a Jesús (Juan, 1, 35-40). Andrés inmediatamente reconoció a Jesús como el Mesías, Pedro, (Juan, 1, 41). Desde entonces los dos hermanos fueron discípulos de Cristo.
En las ocasiones subsiguientes, previas al llamado final al apostolado, ellos fueron llamados a la cercana compañía, y luego dejaron todo para seguir a Jesús (Lucas 5, 11; Mateo, 4, 19, 20; Marcos, 1, 17, 18). Finalmente Andrés fue elegido para ser uno de los Doce; y en las varias listas de Apóstoles dadas en el Nuevo Testamento (Mateo, 10, 2-4; Marcos, 3, 16-19; Lucas, 6, 14-16; Actos, 1, 13) el siempre aparece entre los cuatro primeros.
La única otra explicita referencia a él en el Synoptists, ocurre en (Marcos,13, 3), donde anunciaron su unión con Pedro, Jaime y Juan en poner la cuestión que dejo Nuestro Señor en su gran discurso escatológico. Además de esta exigua información, aprendimos del cuarto Evangelio que en ocasión de la milagrosa alimentación de quinientas personas.
Fue Andrés quien dijo: “Este es un muchacho quien tiene cinco barras de pan de cebada y dos pescados: ¿pero que son estas entre tantos?” (Juan, 6, 8, 9); y cuando, unos pocos días antes de la muerte de Nuestro Señor, ciertos Griegos le preguntaron a Felipe si ellos podrían ver a Jesús, Felipe refería el tema a Andrés como una de las mayores autoridades, y luego ambos anunciaron a Cristo (Juan, 12, 20-22)
Como en la mayoría de los órdenes los primeros cuatro, son Pedro, Juan, Jaime, Andrés; no hay en las epístolas ni en el Apocalipsis mención alguna de ellos. Desde lo que conocemos de los Apóstoles generalmente, podemos, por su puesto suplementar un poco de estos escasos detalles.
Como uno de los Doce, Andrés fue admitido en cercana familiaridad con Nuestro Señor durante su vida pública; estuvo presente en la Última Cena; contemplando la ascensión del Señor; testigo de la Ascensión; compartió las gracias y regalos del primer Pentecostés, y ayudó, entre los riesgos y persecuciones, a establecer la Fe en Palestina.
Cuando los Apóstoles fueron enviados a predicar a las Naciones, Andrés parece haber tomado una parte importante, pero desafortunadamente no tenemos certeza de la extensión o el lugar de su trabajo. La cruz , en la cual él sufrió , es comúnmente sostenida de haber sido una cruz en X, ahora conocida como de San Andrés. Sin embargo la evidencia para esta visión parece ser no durar más allá del S. XIV.
Este martirio toma lugar durante el reino de Nerón, el 30 de Noviembre de 60 de la Era Cristiana; y ambas la Iglesia Griega y la Latina mantiene el 30 de Noviembre como sus fiestas. Las reliquias de San Andrés fueron trasladadas desde Patrae a Constantinopla, y depositadas en la Iglesia de los Apóstoles allí, alrededor del 357 de la Era Cristiana.
Cuando Constantinopla fue tomada por los franceses, en el comienzo del S.XIII, el Cardenal Pedro de Capua trajo las reliquias a Italia y las colocó en la Catedral de Amalfi, donde la mayoría de ellas permanecen.
San Andrés es honrado como el patrono protector de Rusia y Escocia.
26 de noviembre de 2013
Empezamos un Nuevo Año Litúgico
La
Iglesia católica denomina Año litúrgico al período cíclico anual durante el
cual celebra la historia de la salvación hecha por Cristo y al que se
distribuye en festividades y ciclos: Adviento, Navidad, Cuaresma, Pascua y
Tiempo Ordinario. No se tratan de fechas exactas, sino simplemente una
sacralización del curso anual de las estaciones del año y una composición
cíclica para que en un periodo de tiempo pueda englobarse dicha historia de
salvación.
El Próximo día 1 de diciembre dará comienzo el Año Litúrgico .
Iniciándose con el Tiempo Litúrgico el Adviento
Igual que un calendario de cuatro estaciones, doce meses, cincuenta y dos semanas y 365 días, que incluyen días de fiestas y normales. El año litúrgico de la Iglesia usa términos y medidas similares.
El año litúrgico tiene estaciones especiales llamadas "tiempos". Adviento, Navidad, Cuaresma, Triduo, Tiempo de Pascua y el Tiempo Ordinario. Empieza el primer domingo de Adviento y termina con la fiesta de Cristo Rey.
Sin embargo, el propósito del año litúrgico no es marcar el paso del tiempo sino celebrar y entender con mayor claridad todo el misterio de Cristo, desde su encarnación y nacimiento hasta su ascensión, el día de Pentecostés y la espera de su regreso en gloria. Durante el curso del año, el misterio pascual, la pasión, muerte, resurrección y ascensión de Jesús, es vista desde diferentes ángulos y en diferentes luces.
El calendario litúrgico primero nos dice que lecturas la Iglesia ha designado para leerse cada día. Los nombres de fiestas especiales y conmemoraciones celebradas durante el año, listada semana a semana. Una pequeña cruz refleja el color de las vestiduras que los sacerdotes deben usar en cada celebración litúrgica.
Los colores nos hablan del año litúrgico
Diferentes liturgias son celebradas durante diferentes tiempos del año litúrgico. Tienen música, lecturas, oraciones y ritos especiales que reflejan el espíritu de cada tiempo. Los colores de las vestimentas que usan los sacerdotes durante la liturgia también ayudan a expresar el carácter de los misterios celebrados.
Blanco, color de gozo y victoria, es usado durante los tiempos de Pascua y Navidad. También se usa para las fiestas de Nuestro Señor, de María y los ángeles, y los santos no mártires. El dorado es también usado en ocasiones solemnes. | |
Rojo (el color de la sangre) se usa cuando se celebra la pasión de Jesús, el Domingo de Ramos y el Viernes Santo. Es también usado para celebrar las fiestas de los apóstoles, evangelistas y los mártires. El rojo (color del fuego) recuerda al Espíritu Santo y se usa en Pentecostés y para la celebración de la Confirmación. | |
Verde, lo vemos en plantas y árboles y simboliza la vida y la esperanza, se usa durante el Tiempo Ordinario. | |
El color morado se usa en Adviento y nos ayuda a recordar que nos estamos preparando para la venida de Cristo. | |
En Cuaresma, tiempo de penitencia y renovación, también se usa el color morado. | |
El rosado puede usarse durante el tercer domingo de Adviento, Gaudete y el cuarto domingo de Cuaresma. Expresa el gozo por la espera de la Navidad y la Pascua. |
25 de noviembre de 2013
Finalizó el Año de la Fe
Ayer clausuramos el Año de la Fe que Benedicto XVI inauguraba el 11 de octubre del pasado año. Nuestra Iglesia lo ha vivido de manera muy intensa. Ha sido sin duda un Año de Gracia en el que hemos tenido la oportunidad de volver nuestra mirada a Dios, de renovar nuestra fe y nuestra vida cristiana, de experimentar una sincera y auténtica conversión a Dios y a Jesucristo, de descubrir que sólo Cristo es capaz de colmar el vacío que produce vivir alejados de Dios.
La increencia e indiferencia religiosa, el relativismo, el agnosticismo y el nihilismo han provocado en nuestro tiempo un tremendo vacío existencial. Pero, como dijo Benedicto XVI, “a partir de la experiencia de este desierto, de este vacío, es como podemos descubrir nuevamente la alegría de creer, su importancia vital para nosotros, hombres y mujeres. En el desierto se vuelve a descubrir el valor de lo que es esencial para vivir”.
Durante este Año de la Fe hemos podido palpar una vez más en nuestras parroquias y comunidades eclesiales y en nuestros movimientos signos de la sed de Dios y del sentido último de la vida que, aunque a veces sea de una forma velada o implícita, se esconde en el corazón de todo hombre, especialmente de los jóvenes: sed de verdad, sed de belleza, sed de amor, sed de felicidad.
La respuesta del Señor no es otra sino una fe total en Él y su seguimiento. Antes de nada es necesario abrirse a Dios, a su gracia y a su amor, que nos transforma y renueva, que nos llama a la conversión y a una vida nueva y renovada. Para seguir a Cristo Jesús es necesario creer en Él, fiarse de Él y confiar plenamente en Él.
La fe es esa puerta (cf. Hch 14, 27), que nos introduce en la vida eterna, en la felicidad, en la vida de comunión con Dios; a la vez que nos permite la entrada en su Iglesia. Y esta puerta está siempre abierta.
Hemos de dejarnos amar y abrazar por el Señor que sale diariamente a nuestro encuentro en su Palabra y en sus Sacramentos, en cada persona y acontecimiento.
En esto consiste precisamente la fe cristiana: en el encuentro personal con Jesucristo, el Hijo de Dios vivo y presente en medio de nosotros, en el seno de la comunidad de los creyentes.
Cristo es el centro de nuestra fe, que es, ante todo, la adhesión plena de mente y de corazón a Cristo y a su Evangelio; una adhesión gozosa y total que cambia y orienta la vida, que mueve al seguimiento radical de Cristo, dejando falsas seguridades.
Así lo decía el Papa Francisco: “Quien ama al Señor Jesús, acoge en sí a Él y al Padre, y gracias al Espíritu Santo acoge en su corazón y en su propia vida el Evangelio. Aquí se indica el centro del que todo debe iniciar, y al que todo debe conducir: amar a Dios, ser discípulos de Cristo viviendo el Evangelio”.
De esta forma los cristianos nos convertiremos en la “sal de la tierra y luz del mundo” (Mt 5,13-16) que, en medio del vacío y del desierto, indicarán el camino hacia la Tierra prometida y mantendrán viva la esperanza. Hoy más que nunca evangelizar en nuestro mundo significa dar testimonio de una vida nueva, trasformada por Dios, y así indicar el camino.
Pidamos a nuestra Madre, la Virgen María, que nos enseñe a abrir nuestra mente y nuestro corazón al Señor, que nos quiere enseñar nuevamente el ‘arte de vivir’, que surge de una intensa relación con Él, para redescubrir todos los días de nuestra vida la alegría de creer y volver así a encontrar el entusiasmo de comunicar la fe.
Por Casimiro López Llorente, obispo de Segorbe-Castellón
Fiesta de Cristo Rey
24 de noviembre 2013, último domingo del año litúrgico. ¡Prepárate para la fiesta del Rey del universo! | |||
|
31 de octubre de 2013
Día de los Fieles Difuntos- 2 de noviembre
Autor: Tere Fernández | Fuente: Catholic.net Fieles difuntos | |||
2 de noviembre, conoce el significado de las costumbres y tradiciones relacionadas con esta fiesta. | |||
|
Suscribirse a:
Entradas (Atom)