En medio del Adviento se nos presenta esta gran fiesta de la Inmaculada Concepción que el pueblo cristiano celebra desde hace muchos siglos. Fue antes fiesta popular que conmemoración del propio Magisterio de la Iglesia. Eso hace más grande dicha fiesta y agasaja profundamente a María, la Madre de Jesús y Madre Nuestra. Por todo ello se entiende la prevalencia de la celebración de la Virgen ante el formulario del Domingo II de Adviento
Lc 1, 26-38: "He aquí la esclava del Señor, hágase en mi según tu Palabra"
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