La Liturgia de este domingo nos impulsa a la alegría. La alegría cristiana tiene un sólido fundamento: el Señor esta cerca; viene a liberarnos del mal, a darnos animo, a sostener nuestra esperanza.
DOMINGO GAUDETE
1.- Así llamábamos a este domingo de Adviento cuando
decíamos las misas en latín. La antífona de entrada de la Eucaristía de la misa
de este domingo recoge estas palabras de la carta de San Pablo a los
filipenses: “Alegraos (gaudete) siempre en el Señor. Os lo repito: alegraos. El
Señor está cerca”. Es, pues, el domingo de la alegría con la que debemos los
cristianos esperar la venida del Señor, que ya está cerca. La esperanza
cristiana debe ser siempre una esperanza alegre, porque esperamos a Alguien que
sabemos que viene a salvarnos y porque estamos seguros que esta esperanza se
cumplirá. Muchas veces los cristianos no vivimos como personas alegres;
actuamos como personas tristonas, miedosas, pesimistas. Tenemos demasiado miedo
a la enfermedad, a la crisis económica, al fracaso social, a las dificultades
propias del momento. No se nos ve la alegría cristiana por ningún lado, no
damos testimonio de alegría cristiana porque nos falta la esperanza cristiana.
Muchas veces nuestra esperanza cristiana en el Dios que nos salva es sólo un
barniz litúrgico y ritual, con el que envolvemos nuestras reales y corrosivas
desesperanzas. Decimos, de palabra, que esperamos en Dios, que confiamos en él,
pero ante una dificultad un poco seria nos asustamos y actuamos como personas
sin esperanza, y, consecuentemente, sin alegría. Es evidente que nuestra
esperanza cristiana no nos dispensa de la precaución y de la lucha contra las
dificultades, más bien nuestra esperanza cristiana debe darnos fuerzas para
luchar y trabajar con más seguridad y con alegría. No se trata de una alegría
bulliciosa y exterior, sino de una alegría interior y espiritual, una alegría
que nos hace más fuertes, más equilibrados, menos insensatos y miedosos. A
vivir el Adviento con esta alegría cristiana es a lo que nos invitan las
lecturas de este domingo.
2.- Se alegrará con gozo y alegría. El profeta Isaías
exhorta al pueblo a mantener firme la esperanza en Dios, que vendrá a
salvarles: “mirad a vuestro Dios que trae el desquite; viene en persona,
resarcirá y os salvará”. Esta esperanza debe traducirse en gozo y alegría,
porque el final “verán la gloria del Señor, los ciegos verán, saltarán los
cojos y se abrirán los oídos del sordo”. Pero esta esperanza debe ser una
esperanza activa, comprometida: “los cobardes de corazón deben hacerse fuertes,
fortalecer las manos débiles, robustecer las rodillas vacilantes”. Este es el
mensaje para nosotros en este tiempo de Adviento: animados por la esperanza en
el Dios que viene a salvarnos, continuemos con fuerza interior y con alegría
espiritual nuestro camino de preparación para la Navidad.
3.- Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo. A la
pregunta de los discípulos de Juan sobre si Jesús es o no el Mesías que tenía
que venir, el mismo Jesús les responde diciéndoles que miren lo que están
viendo y oyendo. Si él está haciendo lo que el profeta Isaías dijo que haría el
Mesías, es que él es en realidad el Mesías. Las palabras pueden ser verdaderas
o falsas, pero los hechos son siempre lo que son. También a nosotros, a los
cristianos de este siglo XXI, la gente no nos va creer por lo que digamos, sino
por lo que hagamos. Si nuestra generosidad cura la ceguera de los ciegos, la
cojera de los cojos y la sordera de los sordos, seguro que la sociedad creerá
en nosotros. Nuestra sociedad necesita más el ejemplo de la generosidad y
caridad de la Iglesia, que la defensa teórica de sus dogmas y ritos. En estos
tiempos de crisis económica y de valores los cristianos debemos comportarnos de
tal manera que la gente vea y oiga que lo que estamos haciendo es atender a los
más pobres, ayudar a los más necesitados, defender a los últimos y humillados,
predicar la justicia evangélica y amar incondicionalmente a todas las personas.
Y que, además, lo estamos haciendo con alegría cristiana. Los que vean esto en
nosotros, seguro que empezarán a creer en nosotros.
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