Hoy, 29 de enero, la Iglesia celebra a San Pedro Nolasco,
fundador religioso de la Orden de la Merced.
Desde los comienzos de la Iglesia -dice el Concilio
Vaticano II- hubo hombres y mujeres que por inspiración del Espíritu Santo,
fundaron familias religiosas, que la Iglesia recibió con agrado y aprobó con su
autoridad.
Uno de estos llamados es Pedro Nolasco, fundador
religioso de la Orden de la Merced, que se extendió en el área latina tanto de
Europa como de América, pero con una vocación universal y de evidente
actualidad. Hoy está presente en los 5 continentes.
Son las décadas finales del siglo XII: posiblemente nació
Pedro Nolasco el año 1180 en Barcelona. De su primera infancia se desconoce
casi todo aunque, al parecer, su familia vivía en una posición social y
económica desahogada.
Pedro Nolasco era de profesión comerciante o mercader.
“Los comerciantes de aquella época -dice Guillermo Vázquez- no eran los hombres
pacatos que vemos hoy detrás de un mostrador, sino arriesgados capitanes que
emprendían grandes viajes para adquirir y colocar sus mercancías, luchando con
todo género de peligros”. Como mercader se fijaba naturalmente en toda clase de
mercancías que circulaban por mar y tierra. Por desdicha, también estaba
incluida la mercancía humana. En aquella sociedad se contaba con dos tipos de
personas privadas de libertad y se traficaba con ellas: los esclavos y
cautivos.
El rey Jaime II de Aragón, en carta del 4 de enero de
1302, hablándole de la Orden de la Merced decía al Papa: “En otro tiempo,
ciertos seglares de nuestra tierra, devotos de Jesucristo que nos redimió con
su sangre, por liberar a los cautivos cristianos de la cautividad de los no
cristianos, fueron poco a poco vendiendo sus propios bienes y emplearon el
dinero en la redención y, finalmente, pidiendo públicamente limosnas a los
fieles en las iglesias, libraban con aquellas a tales cristianos del poder de
los moros”.
Estas actividades, anteriores a la fundación de la Orden,
que van de la venta de todo lo propio a la petición de donativos por los
pueblos, se remontan a las dos primeras décadas del siglo XIII. Desde muy joven
Pedro Nolasco orienta su vida a la liberación del hermano esclavo y atrae a la
causa a otras personas de su edad. Es por ello que ya en 2013 realizó su primera
redención en Valencia siendo “Procurador de la Limosna por los cautivos” en el
hospital de Santa Eulalia. Piadoso y activo, Nolasco va plasmando su propio
camino cristiano como proyecto que va a realizarse en un grupo religioso
dedicado a tal actividad caritativa, que, por inspiración divina, lo instituye
el 10 de agosto de 1218 en la catedral de Barcelona.
Para esta nueva orden religiosa, junto con sus frailes,
tuvo que crear y organizar todo el entramado que supone una nueva comunidad
religiosa, dedicada a una actividad que tiene implicaciones religiosas en
primer lugar, pero también sociales y jurídicas. La gente admira la buena
acción de Pedro Nolasco y los suyos, y con donativos y limosnas hacen posible
el crecimiento de la santa obra de la redención de cautivos. El mismo Fundador,
solo o con otros religiosos, en varias redenciones en Valencia, Baleares,
Granada y Argel, liberó 3920 cautivos. Con el gozo de ver su obra aprobada por
el papa Gregorio IX en 1235 y dejándola dotada de 18 conventos y alrededor de
100 frailes, murió el 6 de mayo de 1245, en Barcelona.
El humilde fraile laico Pedro Nolasco fue considerado
siempre como un fiel imitador de Cristo Redentor y tenido como santo. Su
veneración se extendió pronto por donde estaban presentes sus hijos, y la
Iglesia, ratificando esta universal convicción, lo canonizó en 1628.
Fuente: basilicadelamerce.es
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