3 de febrero de 2019

SAN BLAS


San Blas, médico y Obispo de Sebaste, Armenia, era conocido por obtener curaciones milagrosas con su intercesión. Cierto día salvó a un niño que se ahogaba por una espina de pescado que se le había trabado en la garganta. De aquí la costumbre de bendecir las gargantas el día de su fiesta, 3 de febrero.
San Blas hizo vida eremítica en una cueva del Monte Argeus y, según la leyenda, también se le acercaban los animales enfermos para que los curase. Sin embargo, no era interrumpido cuando el santo estaba en oración.
Por ese tiempo se produjo la persecución contra los cristianos de Agrícola, gobernador de Cappadocia. Cuando los cazadores fueron a buscar animales para los juegos de la arena en el bosque de Argeus, encontraron a muchos de ellos que estaban esperando fuera de la cueva donde estaba San Blas.
El santo justo se encontraba orando y fue tomado prisionero. Agrícola trató de que San Blas renegara de la fe, pero no lo consiguió. El tiempo en la prisión le sirvió al santo para interceder a Dios y lograr que algunos presos se curen.
San Blas fue echado a un lago, pero con la gracia de Dios se mantuvo parado sobre la superficie. Luego con valentía invitaba a los perseguidores a caminar sobre las aguas para que demuestren el poder de sus supuestos dioses, pero lo malvados se ahogaban.
Cuando el santo volvió a tierra fue torturado y decapitado. De esta manera murió mártir y partió a la Casa del Padre en el 316 D. C.
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El 3 de febrero se conmemora la festividad de San Blas, considerado patrón de las enfermedades de la garganta y de los otorrinolaringólogos. San Blas, cuyo nombre es Blas de Sebaste, era médico, obispo de Sebaste (Armenia) y conocido por su don de curación milagrosa.
Su atribución como patrono de los otorrinolaringólogos viene porque, según la tradición, en una ocasión salvó la vida a un niño que estuvo a punto de ahogarse porque se le clavó una espina de pescado en la garganta. Es por este motivo que es costumbre en este día bendecir las gargantas. Las madres de la época solían aclamar a San Blas con “San Blas bendito, que se ahoga el angelito” cuando sus hijos se enfermaban. Otros dichos del refranero popular son “San Blas bendito, cúrame la garganta y el apetito” o “San Blas, San Blas, que se ahoga el animal”.
En España, diversas localidades y pueblos sobre todo en zonas rurales, celebran esta festividad en la que en muchos sitios son los niños los protagonistas. En otros casos, se entra a la Iglesia para bendecir la garganta con un candelabro de dos velas cruzadas y en otros se elaboran panes y rosquillas, que son bendecidos por el santo para proteger y tratar las patologías de la garganta. También es costumbre en algunos lugares hacer hogueras la noche anterior para dar vueltas a su alrededor y poderse proteger de estas enfermedades. Por otro lado, es también patrón de lugares como Colombia o la ciudad de Dubrovnik, en Croacia.


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