(1520-1567).
Martirologio Romano: En Cagliari, en Cerdeña, san
Salvador Grionesos de Horta, religioso de la Orden de los Hermanos Menores, que
para la salvación de cuerpos y almas se hizo humilde instrumento de Cristo.
Se llamaba Alfonso y nació en Santa Coloma de Farnés (Gerona), en el seno de una familia muy modesta de labradores, posiblemente de origen sardo, que el momento de su nacimiento trabajaban en un hospital benéfico, y así aprendió de ellos a aliviar a los que sufren. Al quedarse huérfano se trasladó a los alrededores de Barcelona, y allí fue payés; luego marchó a Montserrat donde maduró su vocación e ingresó como lego (ya que era totalmente ignorante) en el convento franciscano de Jesús. Se inmoló por las almas mediante las prácticas penitenciales y la humildad. Fue hortelano, cocinero, portero, limosnero, sacristán. Fue siempre un ejemplo vivo de piedad, humildad y de alegre despreocupación, que perturbaron a sus superiores, como cuando los ángeles prepararon para él la mejor de las cenas, mientras se encontraba orando.
No tardó en ir de convento en convento, entre ellos el de
Horta de San Juan en Tarragona, porque era engorroso para todas las comunidades
por su poder taumatúrgico. Se le prohibió que hiciera milagros (pero fue en
vano, porque era involuntario e incontenible), se amotinaron los fieles cuando
no le dejaban aparecer en público. Le trasladaron al convento de Reus. Fue
procesado por la Inquisición que le declaró perfectamente ortodoxo y el propio
Felipe II quiso conocerle, a lo que él respondió: "¿Qué ganaréis con el
ver a un pobre cocinero del padre san Francisco?". Fue enviado al convento
de Jesús extramuros de Barcelona. Se le sometió a prácticas de exorcismo para
quitarle el demonio, que se pensaba que tenía. San Carlos de Sezze, se hizo
franciscano para imitarlo. Murió en Cágliari en Cerdeña. Fue canonizado por SS.
Pío XI el 17 de abril de 1938.
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